ESTRELLA DE MAR

2 0 0
                                    


— ¿Alguna pregunta, señor Ramírez? — Una mujer con bata blanca se aproxima despacio al oyente. — ¿Entiende que está usted aquí por voluntad propia?

El señor asiente con cara de preocupación, agacha la cabeza fijándose en sus muñecas. Estas están atadas a una silla acolchada.

— Sí. — Titubea. — Aunque cuando acepté la terapia no me imaginé algo así.

La mujer asiente al escuchar las palabras. Se acerca a una mesa auxiliar metálica y coge una caja decorada con motivos acuáticos. Hace un gesto con la cabeza y un ayudante le inyecta al paciente un líquido azulado.

— No se preocupe. Esta inyección es para relajarle y que sea más afín a la prueba. Continuemos, ¿qué teme, señor Ramírez?

— De... — Se queda pensativo mientras se va sonrojando. — Es que es un miedo ridículo. Igual no debería estar aquí haciéndoles perder el tiempo y recursos. — Cada palabra que dice le sale más torpemente.

— Ningún miedo es ridículo y si supera el suyo podrá conseguir lo que se proponga. — Mientras, abre con delicadeza y curiosidad la caja.

Observa el contenido y arquea una ceja. Ramírez intenta soltarse de la silla mientras se arrastra hacia atrás para alejarse. La doctora saca el contenido, una estrella de mar común. El paciente al verla empieza a gritar. Alza con fuerza sus brazos rompiendo las cuerdas y corre a esconderse a un armario.

— Bueno muchacho. — Vuelve a guardar la estrella y prosigue. — La inyección de adrenalina ha sido un éxito. Podremos pasar a la siguiente fase. ¡Guardias! Coged al sujeto número 1598 y llevadlo a su celda.

Se da media vuelta y abandona el laboratorio. Cuando llega a la puerta se gira para ver el armario del pánico y sonríe con cara de satisfacción.

Ink TalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora