「 Acompañar 」

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No, no estaba desanimado porque Hinata no había venido a la tienda por dos días

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No, no estaba desanimado porque Hinata no había venido a la tienda por dos días. Claro que no sentía un leve dolor en el pecho al final del día al darse cuenta que Hinata no llegó. Es más, hasta se concentraba en el trabajo como nunca le había pasado.

— Kageyama, por favor, ya quita La gata bajo la lluvia.

Tobio levantó la vista de su celular, donde estuvo observando la letra de dicha canción en Spotify, escuchándose en el lugar.

— ¿Tienes algún problema con Rocío Dúrcal? — Frunció las cejas.

— Sí, vas a hacer que los clientes se pongan tristes — Kenma señaló a una joven. — Lleva un minuto mirando con los ojos llorosos la figura de Ash de Banana Fish.

Tobio suspiró, quitó la canción y fue reemplazada por una de Pitbull. De forma rápida la joven se secó las lágrimas, dejó la figura donde estaba y siguió mirando la mercancía. Kenma volteó a verlo con las cejas alzadas.

— Te lo dije — Recargó la espalda en la pared para mirarlo con atención. — Hinata no ha venido dos días y pareces perro mojado.

— ¡Así me siento! — Llevó sus manos a su rostro y soltó un quejido. — Es la primera vez que sucede. ¿Le habrá pasado algo? — Levantó la mirada, expresando preocupación.

El clima no ayudaba para su ánimo, estuvo lloviendo desde las seis de la tarde y Kageyama miraba melancólico la ventana, soltando de vez en cuando suspiros. Tenía sentido que haya puesto específicamente esa canción.

Kenma estaba seguro que si Kageyama tuviera delineado, ya se le hubiera corrido debido a las pocas lágrimas que se le ocumularon.

— No le pasó nada idiota, él también tiene su propia vida. Seguro está ocupado con algo de trabajo o escuela — Rodó los ojos con cierto fastidio. Kageyama sí podía ser un paranoico cuando quería.

Tobio se limpió los lagrimales. — Tienes razón.

— ¿No tienes su número de celular? — Se cruzó de brazos.

— Eh...— Movió los dedos con inseguridad. — No...— Susurró.

Kenma abrió más los ojos ante lo dicho, sin creerse que fuera cierto. — ¡Se han hablado por cuatro meses! ¡¿Y no tienen sus números de celular?! — Fue con él y lo tomó de los hombros, moviendolo de un lado y otro.

— ¡Nunca salió el tema! — Se defendió, colocando sus manos en las muñecas de Kenma para que lo soltara.

— ¡Hinata besa el suelo en el que caminas, casi te lo quiere chupar y no se han pasado el número!

Tobio se sonrojó de la vergüenza por lo segundo que dijo. — ¡No grites esas cosas aquí!

— ¡De verdad son tal para cual, par de idiotas!

Procura coquetearme más | KageHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora