𝟶𝟹∥ ᴇsᴘᴀᴄɪᴏ ᴇɴᴇᴍɪɢᴏ

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LAS DOS NAVES SOBREVOLABAN el lugar desde las alturas, pasando entre las enormes montañas con densa vegetación. El agua de las cataratas caía al vacío, y las nubes las rodeaban o quedaban bajo ellas. Los pájaros pasaban de largo, y las largas lianas conectaban unas con otras.

"Entrada en espacio abierto enemigo". Se escuchó la voz de uno de los pilotos por el comunicador.

La mujer observaba el lugar. A su lado, Walker se había agachado para hacer lo mismo. Todos lo hicieron. Poniéndose en pie, anduvo hasta el centro de la nave, pudiendo ver así a los marines que estaban allí con ella. —Preparaos—. Ordenó, llamando la atención de todos. —No tardaremos mucho en aterrizar.

—Si, señora—. Contestaron. Los que se habían agachado, se incorporaron, sumándose al resto para obedecer la orden.

Así pues, la nave comenzó a descender poco después. Las hélices hacían sacudir toda la vegetación, espantando a toda criatura que estuviera por allí. "Cables listos. Buena suerte". La voz del piloto volvió a sonar. Cuando el transporte se detuvo, quedando en dirección contraria, pero una al lado de la otra con la del resto del escuadrón, la coronel fue la primera en colocarse.

Levantó la mirada tras coger la amarra, coincidiendo con la de Quaritch. Él también tenía ya el cable. Ambos poseían un Skel M69-AR, el arma que muchos de ellos cargaban en caso de enfrentamiento. Los que no, llevaban armas más pesadas.

Los dos líderes se mantuvieron la mirada unos segundos, hasta que el hombre asintió. Jessica le correspondió, y justo después, ambos saltaron.

Descendieron, siendo seguidos por el resto. Fue rápido. Según tocaban tierra se hacían con sus armas y apuntaban, aguardando agachados a cualquier tipo de respuesta por parte de la selva o quienes vivían en ella.

Cuando las naves se alejaron, dejándoles allí, todos esperaron unos momento, cerciorándose de que estaban fuera de peligro. El motor ya no se escuchaba. Y en su lugar, los sonidos de la selva inundaban el lugar. Pequeños pétalos y hojas caían por el viento provocado por la hélices.

—Bienvenidos a Pandora, damas y caballeros—. Dijo la mujer con una sonrisa ladina.

Fueron incorporándose, siempre alerta. Jessica hizo una señal, haciendo al escuadrón comenzar a avanzar. Eran cuidadosos, tratando de no atraer atención. Los dos líderes se mantenían siempre lado a lado, dedo siempre en el gatillo de sus armas.

Tras ellos, Lyle y Z-Dog eran los siguientes. El primero lucía unas gafas azules mientras que la segunda mascaba chicle. 

Continuaban avanzando sin separase, ojos bien abiertos para no ser sorprendidos. Nadie estaba especialmente nervioso, concentrados en lo que hacían.

Jessica vio a Z-Dog comprobar las alturas, asegurándose de que nada les acechaba. Quaritch y Lyle pasaron un trono caído, y cuando la mujer quedó sobre el mismo, apunto de pasar al otro lado, algo llamó la atención de todos.

En cuestión de un segundo, las armas de los cuatro apuntaban a un mismo lugar, al igual que las del resto del escuadrón a diferentes zonas para garantizar seguridad en los distintos francos. Quaritch y Lyle arrodillados con una pierna en el suelo, y de pie, tras ellos, las dos mujeres.

Una pequeña manada de Nantang aparecieron. Uno de las criaturas carnívoras que habitaban allí, aconchándoles entre la vegetación. Sus verdoso ojos les observaban, pero aun así, contuvieron el fuego. No tardaron en volver a desaparecer entre las grandes hojas, dejando atrás al equipo.

𝐀𝐅𝐓𝐄𝐑𝐋𝐈𝐅𝐄, miles quaritchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora