La forma en que se contrajo en sí mismo, ocultando su rostro, hizo que a Jaehyun le tomara un momento para darse cuenta de que estaba llorando, no se reía, y sólo era algo que no pudo ni siquiera procesar. Nunca había visto a Renjun llorar antes, excepto quizás cuando él se reía de una tontería, esto golpeó al Linebacker como una bolsa de arena en su estómago. Se sentía como si tuviera que hacer algo en ese momento para detener sus lágrimas, pero él no sabía qué.
Se sintió estúpido e impotente, horrorizado hasta que Renjun tomó una respiración profunda, presionó sus diminutos puños en los ojos y su voz sonaba entrecortada.
—¿Cómo puedes no saber?
Jaehyun extendió sus torpes manos sin poder hacer nada.
—¿Cómo puedo no saber qué?
Renjun estalló, con el rostro de color rosa con manchas y todavía tan hermoso cuando dejó caer sus manos en puños a su lado y gritó tan fuerte que Jaehyun pudo sentir el movimiento del aire a través de su cara.
—¿Cómo puedes no saber cómo me siento por ti? ¿Cómo me he sentido siempre sobre ti? Con tu estúpido cabello perfecto, incluso después de llevar un casco de fútbol americano, tus hombros gigantes, la forma en que eres más inteligente y más fuerte que cualquier otra persona, pero nunca alardeas de ello, la manera en que sonríes, pero sólo cuando piensas que nadie está mirando. Tú pones flores en mi casillero, poemas de amor, y a pesar de que apenas me hablas, guardó todo y cada uno. Apreté las flores dentro de mi libro de texto de Ciencias y mi madre me castigó porque no podíamos venderlos de nuevo. Esperé y esperé y esperé a que... y nunca... —Su voz terminó.
Los sollozos le ahogaban ahora y lloró hasta que tosía y Jaehyun quiso disculparse, pero antes de que pudiera, Renjun continuó.
—Me uní al equipo de porristas porque pensé que podrías invitarme a salir si lo hacía, pero no lo hiciste. Yeonjun lo hizo. Salí con Yeonjun para ponerte celoso, pero no funcionó. Y todavía me dejabas poemas y flores, a pesar de que no te me acercabas. Te odiaba y te quería, después de todo este tiempo, ahora que casi es demasiado tarde, ahora tú... —Su voz se apagó y luego se volvió con un fuerte tono acusador. —¡Pensé que no me querías!
Jaehyun sólo pudo sentarse allí angustiado y se preguntó cómo pudo haber sido tan ciego, cómo podía haber arruinado algo tan simple.
Renjun simplemente temblaba delante de él, irradiando ira, tristeza e indignación.
—Todo lo que necesitaba era una palabra tuya, y podría haber sido tuyo. Siempre tuyo. ¿Dónde has estado? ¿Cómo puedes no saberlo?
Su voz titubeó en la última palabra y entonces se alejó de Jaehyun. Eso fue más de lo que Jaehyun pudo soportar.
Lo tomó por los hombros y le dio la vuelta para ver las lágrimas deslizándose por su hermoso rostro. Se sentía horriblemente culpable, parecía tan extraño y maravilloso que esas lágrimas fueran para él. Jaehyun se quedó mirando a Renjun, con asombro, como si Renjun siempre lo hubiera querido y no podía creer que finalmente se le permitía tenerlo. Todos estos años de añoranza reprimida y frustración de tener a Renjun fuera de su alcance, y ahora saber que todo este tiempo Renjun siempre fue suyo.
Suyo, y de nadie más.
Renjun estaba temblando y su hermoso rostro estaba lleno de miseria, se echó a llorar mientras se apoyaba en el hombro de Jaehyun.
—¿Por qué esperaste tanto tiempo? ¿Cómo pudiste hacer eso? Es demasiado tarde...
Pero él estaba aquí ahora. Y Renjun también lo estaba. Ellos estaban juntos. Y Yeonjun bien podría estar en la luna y todo finalmente era como debía ser.
—Pero no lo es, ¿Verdad? No es demasiado tarde. —Jaehyun dijo en voz baja.
Renjun se le quedó mirando, sus ojos azules encendidos de furia y algo más. Jaehyun pudo ver el momento en que el algo más dominó la ira. Sus ojos se suavizaron y su boca se abrió.
De repente, él estaba en los brazos de Jaehyun y alrededor del cuello. Por un momento Jaehyun se preguntó si él estaba a punto de ser estrangulado, pero entonces Renjun inclinó la cabeza hacia atrás y sus dedos se enredaron en el cabello de Jaehyun.
Jaehyun lo miró con asombro y cerró un poco sus ojos cuando sus bocas chocaron entre sí, como si él tuviera miedo de cerrar los ojos por completo y encontrar que todo era un sueño. Era un sentimiento extraño y maravilloso tener los labios de Renjun. Jaehyun se había imaginado este momento cien mil veces. Eran húmedos y cálidos y podía saborear un toque de bálsamo de labios de fresa, un aroma que siempre había asociado con Renjun. Todo le envió ondas de excitación directamente a su pene.
Justo como cuando Renjun hablaba y se reía, besaba con todo su cuerpo. Su pecho se frotaba contra Jaehyun y sus brazos giraban alrededor de su cuello, sus dedos en su pelo. Las manos de Jaehyun y los brazos no dejaban de moverse, entrelazándose sobre el cuerpo esbelto con el que había fantaseado durante años.
Los besos no eran como en las películas. No eran cómo Jaehyun había imaginado. Donde iba a ser suave y elegante, Renjun era delicado y tímido. Era torpe y sin gracia la forma en que golpeaban sus labios juntos, era obvio que Renjun no sabía realmente lo que estaba haciendo y Jaehyun ciertamente tampoco lo hacía, la única persona que siempre quiso besar, nunca pensó que podría querer besarlo. Pero Renjun lo hacía desesperadamente, y su entusiasmo compensó su inexperiencia.
Sus dientes golpeaban juntos y hubo un momento incómodo donde Jaehyun lamió accidentalmente los incisivos de Renjun. Renjun casi muerde su lengua antes de dejarla en su boca. Había saliva en sus labios y quizás un poco de la saliva de Renjun podría estar corriendo por su barbilla y sin embargo, de alguna manera, todo se sentía increíble. Podía saborear el aliento de Renjun y quería devorar cada gota de aire en los pulmones de Renjun.
Por todo lo torpe, Jaehyun se sentía caliente. Sintió que podía volar y que todas las cosas malas, la muerte de su madre, los abusos de su padre y cómo había perdido tiempo todos estos años, se habían ido porque Renjun lo quería, eso hizo que no se odiara a sí mismo.
Besó a Renjun hasta que ya no pudo respirar y su cabeza estaba zumbando por la falta de aire y sólo entonces se detuvo. Su corazón se aceleró noventa millas por minuto y sabía que Renjun pudo sentirlo. El chico más pequeño colocó las suaves palmas en la cabeza de Jaehyun y tiró de él más cerca y, por un momento, sólo se abrazaron tan fuerte como fue posible. Eran como dos barras de mantequilla, fundiéndose en uno solo.
Después de haberlo hecho no estarían nunca separadas porque, ¿Cómo saber dónde termina uno y comienza otro?
Delgados brazos estaban alrededor de su cuello, la cara de Renjun metida en un lado y pudo sentir el movimiento húmedo de sus largas y espesas pestañas cerrándose. La intimidad casi lo lleva a sus rodillas. Jaehyun sabía, lo sabía ahora, pero todavía tenía que oírlo.
Su voz se ahogó en el pecho mientras él preguntó:
—Por favor, ¿Dime que no es demasiado tarde?
Renjun suspiró y una bocanada de aire caliente, que podría haber sido un beso fantasma, pegó en la garganta.
—No, Jaehyun, no es demasiado tarde.
Jaehyun cerró los ojos contra el ardor que se apoderó de ellos y tragó duro. El nudo en la garganta se desvaneció y por primera vez en mucho tiempo, la presión en el pecho se había ido y respiró profundo y largo, llenando sus pulmones completamente con el aroma del único chico que había amado y el único que alguna vez iba a amar.