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—¿Y eso fue todo?

—Sí, eso fue todo.- Respondió Sapnap, acariciando ligeramente la cabeza de la niña. Ahora se estaba acurrucando sobre sí misma, apoyándose en él con su pato de peluche cómodamente presionado contra su pequeño pecho. Sus ojos se estaban poniendo un poco caídos por su tediosa y larga hora de cuentos, y el propio Nick se sorprendió de que la niña lograra sentarse durante todo el tiempo.

—¿Qué pasó después, señor enfermero? ¿Qué pasó con el chico mayor? Preguntó la niña mientras lo miraba una vez más con esos ojos abiertos y curiosos que a Nicholas le resultaba difícil resistir.

Era bastante peculiar para una niña de su edad disfrutar de una historia tan triste. ¿No solían los niños normales disfrutar de los cuentos de hadas con finales felices?

—El niño mayor hizo todo lo posible por vivir su vida sin el niño más pequeño.- Continuó, dándole a la niña un suave apretón en las mejillas, a lo que ella respondió con una risita encantada. —Pero a veces, incluso eso era difícil.

—Señor enfermero, no entiendo.- Ella interrumpió, con el ceño fruncido como si acabara de darse cuenta de algo desagradable. —¿No suelen tener las historias finales felices? ¿Por qué esta tan triste? Están enamorados, pero ¿por qué no pueden vivir felices para siempre como las princesas de mis libros?

Sapnap sonrió. Allí estaba, la inocencia infantil.
—Esas son historias, pequeña. Esto, sin embargo, era la realidad.- Entonces hizo una pausa, sin saber si debería terminar el resto de su oración. Un momento después, decidió continuar. —La realidad no siempre es feliz. Una vez que crezcas, lo sabrás.

—Lo sé, señor enfermero. Cada vez que me caigo en el jardín y mis rodillas se raspan, me duelen mucho y no me hace feliz.- Ella respondió con un puchero, recostándose en la almohada. Sapnap solo pudo reírse. —¿En verdad? Me aseguraré de reemplazar el piso del jardín con tapetes de espuma para que nunca vuelvas a lastimarte.- Sus palabras fueron recibidas con una exclamación emocionada.

—Pero dime, dime. ¿Qué pasó después?

La sonrisa de Sapnap vaciló ligeramente, pero creció el doble antes de que la niña pudiera siquiera notarlo. —Lo que pasó después, fue la realidad.

Paper Hearts | DnfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora