IV

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Stiles volvió de visita al día siguiente.

— Hola.— saludó apenado.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó con shock Derek.

— Si quieres me voy, solo venía a ver como ibas.— respondió con el ceño fruncido y apunto de irse.

— ¡No! ¡Espera! — pidió Derek levantándose bruscamente de la camilla, no pudo dar ni dos pasos antes de caer de lleno al suelo, golpeándose en la mandíbula.

— ¡Derek! — llamó Stiles corriendo a levantarlo, después del susto se soltó riendo tanto que el azabache se sonrojo.

— No es para tanto.— murmuró Derek desviando la mirada.

— Para mí si.— refutó el humano con una sonrisa.

— ¿Por qué viniste?

— Supongo que soy muy buena persona.— contestó Stiles dando por terminada la conversación.

— Stiles.

— ¿Qué, Derek?

— Te amo.— confesó el Hale viendo fijamente a los ojos a Stiles, quién expresó una mirada tan triste que el corazón de Derek flaqueó.

— Ojalá pudiera creerte.— susurró Stiles poniéndole play a la película.

Al tercer día del consciente Derek en el hospital, Stiles regresó a su habitación junto con Cora y Peter.

— Creí que te haría bien más compañía.— anunció Stiles cargando una canasta de frutas.

— Hola, sobrino, hace tiempo no sé de ti.— dijo Peter tomando asiento en el sillón individual al lado de la cama.

— Hermano.— llamó Cora con preocupación a la vez que corría a abrazarlo.— ¿Por qué no me contestabas?

— Lo siento.— atinó a decir Derek.

La tarde se paso entre animadas platicas de los Hale, Cora se quedó dormida sobre Derek, Peter pelaba un par de frutas y Stiles se las comía.

— Stiles.— mencionó Derek llamando la atención de los dos hombres por el tono tan débil que uso.

— Dime.

— Te amo.— repitió sin perderse ni un solo gesto que hizo el castaño, Peter en cambio los observaba sorprendido.

— Ojalá pudiera creerte.— contestó Stiles con la misma mirada triste de ayer.

Y así cinco días pasaron rápido para Derek que le repetía una y otra vez el "Te amo" a Stiles, quien seguía negando con un "Ojalá pudiera creerte". Pese al nudo en el corazón de ambos,  no podían evitar revivir sus días felices, a Derek eso lo llenaba de una alegría que no sintió por 2 años, pero también de un miedo más grande que el que sintió por 2 años. Su alta fue anunciada pese a sus incontables mentiras de morir si salía del hospital.

A duras penas Derek dejó la instalación, estaba por llamar a un taxi cuando vió una camioneta estacionarse a frente a él.

— ¿Te llevo? — preguntó Stiles asomándose por la ventana.

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