Guardería

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—¿Listo para tu primer día en tu nueva guardería solecito? —preguntó a su pequeño hijo de 3 años mientras le ponía una mochila naranja con trenes, en su espalda.

—No quiero, papi. Quiero contigo —hizo un puchero.

Hyungwon se acercó a él y lo tomó suavemente de su carita.

—Papi tiene que trabajar —hizo un gesto divertido para hacerlo reír—. Estoy seguro que vas a hacer muchos amigos ahí y que vas a aprender, prometo que cuando vaya por ti iremos por un helado, ¿sí? —sonrió y apretó su mejilla.

—¡Siii! —levantó sus bracitos emocionado.

—Entonces, vámonos Junnie —el pequeño estiró su bracito para tomar la mano de Hyungwon y salir al auto.

A Junnie no le gustaba separarse de Hyungwon, eran muy apegados el uno al otro. Hyungwon tampoco amaba la idea de separarse de su hijo, pero en su trabajo ya estaba bajo aviso de no poder seguir llevándolo o sería despedido, y eso no sería muy conveniente para él, ni para su hijo.

Hyungwon ha sido un padre muy protector con él, no confiaba en nadie para dejarlo en su cuidado hasta que escuchó hablar muy bien de la guardería Sweet Little Creatures, y por alguna razón le brindaba confianza dejarlo ahí. Aunque una de sus mayores preocupaciones seguía siendo Junnie, su hijo no solía ser muy sociable y sabía que le costaría hacer amigos, no quería que su hijo se sintiera solo o excluido al ver a otros niños jugando y divirtiéndose.

—¿Me prometes que te portarás bien? —miró por el retrovisor hacia el asiento de atrás en donde estaba su hijo sentado en la sillita para bebés.

—Sip —asintió.

—¿Prometes que harás amigos?

Junnie no respondió, en vez de eso optó por mirar a la ventana e ignorar la pregunta de Hyungwon.

—Cariño, tienes que hacer amigos —hizo un puchero—. Es por tu bien.

—Po mi bien —imitó las últimas palabras de su papá.

—Entonces a hacer amigos, solecito. Sé que es difícil pero tienes que hacer pequeños intentos, ¿vale?

—Sip —sonrió.

Hyungwon asintió aliviado, al menos su pequeño haría el intento y serviría de algo. Con suerte haría un amigo el primer día.

Llegaron aquella casa grande de color blanco que tenía un letrero en la entrada con el nombre de la guardería. Era un hogar muy lindo y acogedor.

Hyungwon bajó del auto y fue a abrir la puerta de atrás para sacar a su hijo de la sillita para niños, cerró la puerta y caminaron hacia el jardín. Tenía muchas flores bonitas y juguetes en algunas partes.

Tocó la puerta de la entrada varias veces, escuchó unos pasos acercándose a la puerta y voces de niños. Cuando la puerta fue abierta, se mostró un chico de ojos verdes y sonrisa encantadora.

—Hola, buenos días —saludó Hyungwon, estiró su mano hacia Minhyuk esperando estrecharla.

Minhyuk se quedó atónito con la presencia de Hyungwon. En su vida había visto a un chico tan atractivo como lo era él. Iba con un traje que lo hacía ver importante.

—B-buenos días —respondió con voz titubeante.

Hyungwon reprimió una sonrisa ante la respuesta de Minhyuk.

—Inscribí a mi hijo aquí hace unos días con un chico castaño. Me dijo su nombre pero ya lo he olvidado —rio.

—Oh, sí —parpadeo varias veces tratando de entrar en sí y dejar de pensar en lo atractivo que era el padre de uno de los niños—, es Kihyun, él está encargado de las inscripciones. Soy Minhyuk, mucho gusto —sonrió nervioso.

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