Un principe heredero obstinado.

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Hoy era un día especial.

—¡Joven Amo Jin! ¡Es hora de prepararse, entraremos ahora!

Una mujer anciana sostenía una palangana entre sus manos arrugadas. Al no obtener respuesta del interior, hizo un ademán y ella junto a las demás sirvientas, ingresaron a la habitación.

Dentro, todo estaba particularmente tranquilo. Sin señales de un joven príncipe ni su tutor, la sirviente principal comenzó a tener cierto aire de duda.

En su intento por disiparlo, revisó el único lugar cerrado de la habitación del príncipe: el armario. No obstante, tras las puertas del armario, un tutor atado de pies a cabeza se retorció sobre el suelo. La sirvienta principal sólo pudo maldecir por lo bajo.






En el salón principal de la torre Koi, los representantes imperiales se reunían frente al tronó sagrado mientras cada individuo esperaba pacientemente su turno para hablar con el monarca

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En el salón principal de la torre Koi, los representantes imperiales se reunían frente al tronó sagrado mientras cada individuo esperaba pacientemente su turno para hablar con el monarca. Este mismo se sentaba desinteresadamente al frente para escucharles, sus dedos enredados entre el brocado bordado en dorado sobre su regazo y de vez en cuando su mirada se desviaba al reloj con polvo de oro dentro suyo.

Parecía estar esperando el final de la reunión.

—... las cosechas de este año ya han sido clasificadas y llevadas a las arcas subterráneas. Todo está listo para el invierno, señor.

Jin XiZuan, el rey actual de LanLing Jin, asintió en silencio, sus ojos inexplicadamente situándose en la alianza sobre su dedo anular— Bien.

Las pocas palabras de su majestad no eran sorpresa para ningún presente, pronto el representante agrícola bajo de la tarima al centro del salón, dando vía libre al mensajero del flanco norte.

—Ahora la misiva del general Jin GuangYao.

Tras las palabras del mensajero real, un pergamino dorado sellado bajo sangre fue ofrecido al monarca Jin.

La sala entera guardó silencio. Luego de tener en su poder la carta que su hermano envió, Jin ZiXuan susurró en voz baja, tan bajo que era imposible entender con exactitud sus palabras. Aquello que escapaba de sus labios era un mantra conocido solo por los hijos del cielo, un cántico que tras ser pronunciado te permitía dar un vistazo a los secretos que solo entre el linaje real circulaban.

Brillo dorado brotó del rollo, derramándose como arena y permitiendo que fuera expandiéndose el pergamino sin prisa sobre una mesa invisible. Jin ZiXuan se inclinó para leer el contenido escrito en cinabrio, las cuentas blancas que colgaban de la corona real se balancearon bajo el movimiento.

Diez segundos, tres minutos. Al termino de una varita de incienso, Jin ZiXuan perdió la compostura.

—¡ESE IDIOTA! ¡AGUARDANDO HASTA EL ÚLTIMO MOMENTO PARA PEDIR MI AYUDA!

Dinastía [Zhuiling]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora