4. Fin de la noche.

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Hola, ha pasado mucho tiempo ya desde la última vez que publiqué y bueno lo siento, no había tenido tiempo, pero ahora tengo un poco de tiempo así que publicaré una o dos veces por semanas, gracias por esperar y por sus mensajes de que les gusta la novela y todo eso y bueno disfruten del nuevo capitulo.


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Estaba bailando al compás de la música que tocaban los chicos, me encantaba, cerré mis ojos por un momento y me dejé llevar de la música y saqué todo mi despecho y enojo que llevaba toda esa semana, pude haber golpeado a alguien pero no, no necesitaba a Robert cerca de mi diciéndome que no es correcto que golpee a las personas.

Abrí mis ojos cuando los chicos habían acabado y me dirigí a la barra. ―Hey, dame un ron bien fuerte, por favor. -le dije al cantinero y luego me giré para ver la gran multitud que había en el lugar, había un chico sentado a mi lado que me estaba sonriendo, yo solo desvié la mirada, no estaba para aguantar a un idiota.


―Aquí está tu ron. -me dijo el cantinero y lo puso frente a mí. ―Gracias. -le pase el billete y tome el ron, el chico seguía observándome y se estaba volviendo algo molesto.


―No eres mi tipo. -le dije al chico sin girarme a mirarlo, seguí tomando mi ron y observando a la gente, el me miró indignado ― ¿Disculpa? -me dijo confundido.

―No eres mi tipo, así que deja de observarme como si yo fuera un filete y tú un perro que tiene días sin comer, deja de observarme que ya estás dando pena. -dicho esto, me paré y dejé el vaso en el mostrador, fui a la pista y empecé a bailar.

Mientras bailaba alguien se me acercó por detrás y hacia como que bailaba conmigo, me giré y vi que era el mismo chico de la barra, tenía una sonrisa en su rostro y me tomó por la cintura apegándome más a su cuerpo, yo lo miré y le di una leve sonrisa, luego levanté mi pierna y le di en su entre pierna muy fuerte, su cara se puso roja y se cayó al piso.


― ¡Estás loca! Solo me acerqué a bailar idiota. -me gritó mientras se retorcía del dolor que le había causado a su entrepierna. ―No te me vuelvas a acercar imbécil, busca a alguien más a quien puedas pegarte como garrapata. -le dije y luego me alejé.

Mientras iba caminando hacia donde se encontraban los chicos, alguien me agarró del brazo y me giró con fuerza ―no te vas a ir tan rápido, perra. -me reí y él me miró confundido y enojado. Me salí de su agarre y le di un puñetazo en la cara. ―No volveré a repetirte que te alejes de mí, imbécil y si tengo que volver a hacerlo te terminaré de romper la cara. -me largué del lugar dejé al idiota.

― ¿Ya te quieres ir a casa tan pronto? -escuché que me decía Adam. Estaba caminando hacia mí y yo tome asiento en la acera del lugar. ―Sí, creo que la fiesta terminó. -respondí en tono molesto.


― ¿Golpeaste a alguien, cierto? -me dijo mientras tomaba otro trago de su cerveza. ―Le advertí que no se me acercara, él se lo buscó, vine a este maldito lugar a sacar mi furia y se aparece un idiota tratando de joderme más con su mierda. -le dije y le quite la botella para tomar un trago, él solo reía.


―Entonces este es el momento en el que te llevo a tu casa.


―No quiero ni acercarme por ahí. -le dije. ―Vamos a dar una vuelta entonces. -se paró de la acera y tiró la botella a un lado, me ofreció su mano para levantarme y yo la ignoré y me paré sola. ―No aceptas ni que lo haga por cortesía, Jane. -me dijo mientras subía a la moto y se reía, me subí detrás de él.

Íbamos a toda velocidad, esto era lo que necesitaba desde un principio, mucha adrenalina; Adam aparcó frente a mi casa en eso de las 6 de la mañana o eso creo. Me tiré de la moto y le entregué el casco. ―Gracias por traerme, Adam. -le dije y entré a la casa.


Me dolía la cabeza horrendamente, fui a la cocina y tomé una aspirina y agua, Robert apareció en la cocina con la misma cara de siempre, la de un papá furioso o como él se creía que era.

― ¿Dónde estabas Jane? -frunció el ceño y me observó fijamente. ―Vamos Robert, es muy temprano para que comiences con toda tu mierda del padre preocupado, me duele la cabeza, no jodas por lo menos un minuto. - le dije y salí de la cocina.

― ¡No puedes hablarme de esa manera, soy tu padre Jane! ¡No puedes salir y llegar tan tarde sin siquiera decir dónde estabas, joder! -Gritó enojado y yo me voltee en las escaleras para observarlo.

―Me tienes harta Robert con lo mismo, déjame en paz, no estoy para que comiences con tus gritos, así que bájale ya. -le dije y me fui a mi habitación.


Después de una ducha de agua fría, me acosté a dormir para esperar que la aspirina hiciera su efecto.

No quiero vivir con ellos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora