Desperté por una luz que chocaba con mi rostro, eran las ventanas había dejado las cortinas abiertas, abrí con cuidado mis ojos y adaptándome a la luz, ayer de tanto pensar y recordar me quede dormida, mire el reloj que estaba en mi mesa de noche y ya eran las 7:20. Me levante de golpe en la cama y me dirigí a mi baño.
-Jane, despierta ya es tarde y debemos irnos. -grito mi padre desde a fuera de mi habitación, no podía entrar ya que anoche le puse petillo además de que mi habitación es como mi lugar sagrado en toda esta casa.
-Me voy a duchar, si quieren adelántense, yo me sé el camino. -le dije desde mi baño.
-No me retes. -grito.
-Es demasiado temprano como para estar discutiendo, ¿no crees Robert? -grite esta vez entrando a la ducha y dejando el agua fría caer sobre mi cuerpo. -No te esfuerces en responder porque sabes que no voy a escuchar porque me estoy bañando ya déjame privacidad, Robert.
-Solo... Avanza.
Cuando salí del baño me cambie sencilla, unos jeans ajustados y una camiseta blanca de los Rolling Stones, me puse mis converses blancos y até mi cabello en una cola y listo. Bajé las escaleras con mi bolso escolar y me senté en la mesa desayunador.
-¿Qué tal Doretta? -le dije mientras ella me entregaba un plato con mi desayuno.
-Todo bien, señorita. -me sonrió. Para mi Doretta es la única persona en esta casa que no está ni hueca, ni loca y tiene todas sus neuronas la verdad, es simplemente una persona agradable.
-Me alegro. -comencé a comer mi desayuno. -Doretta ¿Dónde están las superficiales de la casa?
- ¿A quiénes se refiere señorita?
-Vamos Doretta, sabes a quienes me refiero. -ella sonrió por lo bajo. -¿Dónde están las gemelas?
-Aquí estamos, ¿nos extrañaste? -dijo Leslye. -Claro que nos extrañó, ¿Quién no lo haría?-chillo Lexie.
-Niñas cuidado, no vaya a ser que se les esfume la única neurona que les queda. -les dije terminando mi desayuno, ellas me miraron mal -Ya vayámonos ¿no? -dije divertida.
-Ten mucho cuidado con lo que dices, Jane. -Dijo Lexie -Luego te puedes arrepentir. -terminó Leslye.
Me acerque poco a poco a ellas, hasta que estuve bien cerca - ¿Qué podrían hacerme ustedes? -les dije con tono severo. Se pusieron nerviosas y entonces apareció Robert.
-¿Que pasa aquí? -pregunto confundido.
-Nada interesante, ¿nos vamos? -le dije.
-Sí. -respondió.
Tome mi bolso y abrí la puerta para salir, me sorprendí al ver quien me esperaba.
-Hey Jane, pensé que no saldrías nunca. -Me dijo Ryan con una enorme sonrisa en mi cara.
-Viniste a salvarme de un viaje fresa en el auto de mi padre, porque si es así comenzare a amarte Ryan.
-Si me vas a amar, entonces te diré que si.-una sonrisa salió de sus labios, se quitó cuando le di un fuerte golpe en su brazo derecho.
-No seas idiota Ryan, es una forma de decir, no te lo tomes a pecho.
-¿Quién es este chico, Jane? -La voz de mi padre
- Es un amigo y bueno me voy con este amigo al colegio, así que adiós. -le dije y luego me dirigí a Ryan. -Súbete rápido al auto y enciéndelo. -le murmure y el hizo lo que le dije.
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No quiero vivir con ellos.
Roman pour AdolescentsMi vida no es fácil, después de lo que sucedió he cambiado mucho, bastante diría yo. ¿Quieres saber por qué? continua con mi historia.