Talk That

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Editado: 16-28/02/23

01/03/23

He estado trabajando mucho en este capítulo. Es quizás, el que más edité y reconfiguré, no sólo para mantener la fidelidad de la intención principal que tuve con esta historia, pero también para yo sentirme a gusto completando la visión que tuve de los personajes y  cómo se desarrolló la temática. 

Debido a lo que se toca en este capítulo, quiero recordarles que en cualquier situación que les esté siendo muy pesada, tomen descansos y beban agüita, las cosas a veces se ven difíciles en todos los ángulos, pero siempre hay alguien dispuesto a ayudar a que todo sea mejor.  

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Tanto era la tristeza en Taemin, que no había forma de poder ayudarle. Kibum, temiendo por su joven amigo, decidió que quizás lo mejor era no seguir dándole tiempo para que eventualmente hablara por si mismo, sino que le vendría bien un poco de acompañamiento asistido, casi obligándole a asistir con un terapeuta. Algo que, de hecho, había visto un poco mientras Taemin estuvo internado, puesto que un par de veces Taemin tuvo la visita del psiquiatra en turno, sólo para asegurarse de cómo Taemin estaba respondiendo.

Convencerle de ir fue tarea imposible, Taemin actuaba como si le estuvieran arrancando las uñas cada que el tema era sacado a flote. Y era que, su negación se centraba en que si iba, tendría que hablar sobre Minho, y tener que hacerlo era casi tan doloroso para él, como recordarle todos los días. 

Si terminó estando ahí, en la oficina de aquel terapeuta, era porque Jonghyun se había sumado a las súplicas constantes. Podía soportar las súplicas de Kibum; él le decía todo el tiempo qué debía estar haciendo o no; pero en el momento en que Jonghyun también intercedía, se daba cuenta que era algo más que sólo el nuevo capricho de Kibum. Eso, por algún motivo, le había hecho sentir algo incómodo sobre sí mismo. 

Había llegado al punto de irritar a sus propios amigos.

Así que con mucha renuencia, había terminado ahí, en la oficina de aquel terapeuta.

-Buenos días señor Lee.- El hombre le mostró una cálida sonrisa, invitándole a pasar. –Mi nombre es Kwong Ji-Yong, ¿te parece si platicamos un poco? Y ya después veremos si podemos trabajar juntos en terapia.

-Buenos días...-Taemin contestó, apretando los labios ante la incomodad que sentía. Seguía creyendo que no era necesario, él estaba bien, sólo algo triste.

-Por favor, toma asiento.- Ji-Yong, le mostró el sofá en donde usualmente sentaba  a sus pacientes. Además, en vez de sentarse detrás del escritorio, tomo asiento en el sofá contiguo al que le ofreció a Taemin. -Cuéntame, ¿cómo estuvo tu camino hacia el consultorio?

-Bien, supongo.- Comentó entre dientes, sintiendo más que banal la conversación que aquel terapeuta estaba ofreciéndole. En ningún momento se acercó al sofá que antes se le había sido señalado. -¿Sabe? Seré sincero con usted, no sé qué diablos hago aquí.- Exhaló. -Me siento algo obligado a venir, pero si esto ayuda a que mis amigos estén menos preocupados, entonces ¿podríamos pasar a lo mágico ya?

Aquel terapeuta miró a Taemin, asintiendo un poco. Se reacomodó en su asiento, colocando ambas de sus manos sobre su regazo, mostrando su total atención al chico en la puerta.

-¿Por qué te sientes obligado?

Taemin suspiró, rindiéndose un poco ante la situación en la que se encontraba. Caminó hasta el sofá, sentándose justo en el filo, enterrando sus dedos en sus rodillas.

-No es que esté obligado, realmente.- Rodó los ojos, quejándose. -Es tan solo que mis amigos han insistido demasiado en que no puedo seguir estando triste, y que hablarlo me ayudará a dejar de estarlo.

Síndrome de Estocolmo~ ♡ b29;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora