¡Yo domino aquí!

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— Senpai~ Please notice me.~ — Llegó el joven de cabellos morados y ojos rubí donde el castaño, tal vez exageraba; pero no tenía nada mejor que hacer.

— Bonnie, are you okay?. — Preguntó el castaño ante la extraña oración antes dicha.

— Sure.~ — Respondió en un tono un tanto seco el menor, ¿Qué esperaba? ¿Rosas?

— Bueno, eso espero. — Le revuelve los cabellos con rapidez, como si se tratase de su mejor amigo o algo parecido.
— Ahora ve a hacer lo que quieras. — Eso incluía tomar, beber etc etc.

— ¿Lo que quiera?~ — Preguntó en un tono un tanto pervertido mientras una expresión maliciosa se dibujaba sobre su rostro, era hora de demostrar que Él dominaba en la relación.
— Bien, ¿Aunque eso incluya el tocarte a ti?~ —Le quitó el sombrero al castaño y se lo puso mientras sobre su rostro se dibujaba una sonrisa con algo de picardía.

— ¿Tocarme?, exactamente ¿por qué?.—
Dejó que tomara su sombrero, observaba atento al conejo, a cualquier movimiento como si fuera una presa, simplemente, esperaba atento.

— Uh~ ¿Son necesarias las explicaciones? Porque yo siempre he dicho que una acción vale más que mil palabras. — Se acercó peligrosamente al rostro del contrario. Hasta que pudiera sentir la respiración de este casi sobre sus labios.

Observó atentamente al conejo, y soltó una risa burlona, le tomó del mentón y le dio un breve beso en los labios, no le importaba si era para saber quién se los dos debía dominar, porque de ser así, entonces el oso se encargaría de eso.

— Eso es descortés señor osesno~ Si va a besar a alguien... debe de hacerlo bien. — Tiró de aquel molesto moño azabache para después regresar el beso con más profundidad.

Ante el beso profundo, ahora sí pudo decir que el conejo supo "dominarlo", en cierto aspecto, sin embargo, no se quedaría atrás, por lo que volteó los papeles, literalmente, y acorraló al conejo contra la pared poniendo sus manos a los costados.
— Dar besos profundos no te hace dominante, ¿sabes?. —
Dijo acercando peligrosamente su aliento al cuello del conejo, dejando que su respiración y sus labios pasearan por el largo de éste.

— Jamás dije que ese fuera mi propósito, pero si... Lo es. —
Empujó al contrario sólo para alejarlo un poco.
— Y dígamos que cumplo lo que me propongo~ — Le tomó por la cintura y dio media vuelta, dejando al castaño contra la pared. — Ahora... ¿Quién dominará a quién?~ —
Bajó su rostro al cuello contrario y deslizó su lengua un par de veces a través de este.

Soltó un leve jadeo, a decir verdad, esas acciones eran levemente. . . ¿Placenteras?, solo un poco, pero no se dejaría dominar tan fácil, y es que las cosas, a su modo, así no son.
El castaño simplemente paseó sus manos la cadera del conejo, y así, hacer un camino por su espada y a su nuca, hasta llegar a los cabellos y tironearlos levemente hacía atrás, para que dejara su cuello en paz, y así, al fin acercara su boca al cuello de éste, dejando marcas con sus dientes, su mano sobrante se deslizó por debajo de sus prendas, acariciando la piel de éste. . .
Poco a poco se vería el final. Y el oso llevaba las de ganar.

¿¡Qué!? Eso no se lo esperaba el menor. Y más cuando él llevaba el control.
— Ngh~ —
Ahora su trabajo había pasado de "ser dominante" a "tratar de no ser ukeado" y vaya que le costaba resistir.
— ¡Wah! Se supone que yo debía ganar, y aún lo debo hacer. —
Tomó el cuello de la camisa del oso y tiró fuertemente haciendo que ésta se abriera.
Pobre, aún trataba de luchar.

Ante aquellas acciones, se quedó quieto unos momentos, dejando que hiciera por unos momentos aquellas acciones, el castaño esperaba, y esperaba, paciente por la presa, hasta que entonces tomó los brazos del pelimorado y los sujetó contra la pared poniendo su pierna entre las del ojirubí, el contrario estaba tratando de dominarlo, y claramente no le salía.
— Se supone, pero no puedes. . . Haz sido malo, muy malo Bonnie, ¿y ti te castigo?.~ —

— A-ah....¿?¡! —
Miró al castaño a los ojos, esos molestos ojos.
¿Cómo había acabado así? Bueno, el también se lo preguntaba. No era justo que casi tuviera su victoria encima para que llegara el oso a quitársela y hacerle ver cómo pasiva (Aunque lo era).
— ¿¡T-Tú!? ¿¡Castigarme!?~ —Soltó un par de sonoras carcajadas, tal vez estaba firmando su sentencia, pero... su orgullo iba primero.

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