Ya hacían las 11 de la noche y para Mar había llegado la hora de ir a dormir, ella sabía que a esta hora Papi cómo cada día iba a su habitación y le daba su despedida con la que ella dormía de la mejor manera. De repente Mar escucha a alguien caminar por el pasillo y dirigirse a si habitación, ella recostada con su pijama completa que solo tenía dos broches en la parte donde se encontraban sus nalguitas comenzó a levantar su culito, pues sabía que la hora de que Papi le diera sus nalgadas nocturnas
Al entrar a su habitación ella con mucha emoción y alegría le dijo:
- ¡Papi, papi ya estoy lista, es hora, es hora!, ya puse las almohadas y estoy lista.
A lo que Papi respondió, está bien pequeña, ve y trae la regla y el cepillo que Papi usa para tus nalguitas, anda, cuando regreses ponlos en la silla y acuéstate sobre las almohadas, a lo que ella respondió:
- ¡Claro que si Papi!
Rápidamente se dirigió por su cepillo y una tabla de madera, los dos tenían grabados el nombre de Mar, ella regreso, los coloco n su sitio y se dispuso a recostarse sobre las almohadas de su cama, levantando un poco las nalguitas para que sea más fácil para Papi darle sus nalgadas a la pequeña*
Al verla ya lista, Papi procedió a comenzar a desabrochar su pijama, solamente de la parte que cubría sus dos nalguitas, al hacerlo Papi se llevó una gran sorpresa, pues Mar no llevaba ningún tipo de bragas, solo eran dos tiernas nalguitas que brillaban con la poca luz que había en la habitación, Papi siempre terminada desnudando a Mar y aplicando las nalgadas sin que llevará nada, pero era una regla indispuesta que ella tuviera al menos algo puesto, de no ser así el castigo subiría de tono.
- ¿Mar por qué no llevas ningunas bragas puestas?, ¿qué te he dicho sobre no ponerte nada?, ahora verás niña mala, ven para acá.
Papi levantando a la pequeña Mar y la puso boca abajo y subiendo sus piernas hacia él, y dejando sus nalguitas desnudas expuestas sobre sus rodillas, era una posición muy vergonzosa pero que a Mar tanto le encantaba, por esa razón desobedecía para que Papi le diera castigos más fuertes. Ya en esa posición Papi no comenzó como comúnmente lo hacía, dando nalgadas con la mano, si no que empezó a darlas con el cepillo que tenía el nombre grabado de Mar.
Una tras otra las nalgadas caigan sobre las hermosas nalguitas de Mar, ellas no tenían nada de protección pues no había usado bragas y además el cepillo hacia un muy buen trabajo, mientras Papi decía*
- Mar, has sido una niña mala al no usar tus braguitas cuando es una regla indispensable de tus castigos nocturnos, por esa razón no me dejas otra alternativa que pegarte así, está noche te irás muy calientita a dormir.
Para Mar las palabras de su Papi eran un alivio, pues a esa pequeña le encantaban las nalgadas que él le daba, entre más vergonzosa la posición más grande era su deseo porque Papi le pegará más y más, por esa razón ella desobedecía a su Papi siempre.
Después de un rato de estarla nalgueando así, la levanto y la llevo a qué se pusiera un par de bragas, después la llevo a su cama y la recostó sobre las dos almohadas de al principio, lo de las bragas era solo un recordatorio pues en cuanto llegó a la cama su Papi se las bajo y la volvió a dejar sin nada, solo era el recordatorio de que debe usarlas, ya en la cama llegó su destino final, una gruesa tabla de madera con una agarradera, la cual también llevaba el nombre de Mar escrito, con la cual Papi inmediatamente comenzó a nalguear a Mar una y otra vez, que l color de sus nalguitas era impresionante hermoso, era muy rojo y sabías que si colocabas tu mano sobre esas nalguitas el calor sería mucho, Papi siempre tuvo la razón al decirle a Mar que ese día dormiría calientita.
Un rato paso de castigo así, Mar comenzó a gemir un poco, a lo que Papi tomo las bragas que había puesto como recordatorio en su boca, así de nuevo lo volvería a usar como castigo por no llevar nada puesto, después de esto Papi paro.
Acerco su mano a las nalguitas de Mar y podía percatarse el intenso calor que de ahí salía, el castigo había sido un éxito, Mar estaba muy cansada por el castigo que había recibido, Papi coloco un poco de crema en sus nalguitas la cuando derritió muy rápido, froto un poco, coloco las bragas blancas que ya hacían en su boca de nuevo, abrocho si pijama y acostó a la pequeña en su cama, al instante ella cayó dormida como un ángel, cerró la puerta y dijo, hasta mañana princesa.
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Papi y Ella
RomanceHabía una vez una niña muy mal portada llamada Mar, la cual tenía un Papi muy estricto el cuál siempre que tenía la oportunidad la disciplinaba para que fuera una excelente persona, su castigo preferido eran las nalgadas. Los personajes que aquí apa...