Capitulo 5

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Adrien:


Había conocido a Nino Lahiffe en el verano del 2003. Tan solo hace dos años.

Tenía solo un poco más de seis meses de cuando la abuela había muerto y por alguna razón, comenzamos a congeniar en aquel verano, en el que había comenzado a trabajar cortando césped en mi calle.

Nino había estado en la escuela militar durante algunos meses, cuando había decidido dejarlo. Decía que las camisetas oliva no eran lo suyo. Por mi parte, ese año era justamente cuando yo entraría a la militarizada, así que solíamos caminar por la calle hablando de esto.

Cuando tienes 16 años y eres un chico huérfano, que le hace falta compañía, te encariñas rápidamente con las personas. Ese fue mi caso con Nino.

Él tenía veinte, pero actuaba de disecaseis así que no había tanta diferencia en nuestras formas de pensar.

Nino se había marchado al este poco menos de seis meses atrás, sin embargo no había encontrado lo que deseaba. Era ridículamente bueno con las matemáticas, pero sin un título bajo su hombro, le costaba bastante encontrar trabajos estables. Había regresado a Washington con la idea de encontrar uno bueno en casa.

Era realmente bueno tenerlo de regreso.

-Recuerden de su ensayo de ''El arte de amar'' para el próximo miércoles-Dio por terminada la clase el profesor Small. Cerré mi cuaderno y lo eché debajo de mi brazo. Me levanté de mi asiento y estaba por cruzar la puerta cuando la voz del profesor me detuvo-¿Agreste? ¿Puedes venir un momento?-Fruncí el ceño, pero asentí finalmente. Eran contadas las veces que los profesores pedían hablar conmigo. Mis calificaciones eran buenas, así que no había razón para esto.

-¿Pasa algo?-Pregunté una vez que el salón quedó vacío. El profesor comenzó a borrar sus notas del pizarrón con tranquilidad.

-¿Sabe por qué ha vuelto a faltar la señorita Wilson?-Layla.

-Um...no-Arqueé una ceja-Oh ¿Se trata del proyecto en el que estamos juntos?

-En efecto-Terminó de borrar el pizarrón y finalmente dio la vuelta, mirándome. Era uno de esos profesores demasiado altos, con su ropa demasiado planchada, demasiados productos en su demasiado peinado cabello y lentes demasiado grandes. Todo en él era demasiado-La señorita Wilson me ha enviado ya, varios correos pidiéndome hacer individualmente el trabajo-Sin poder evitarlo, mis ojos se abrieron enormemente.

-Yo...-En realidad no supe que decir.

-Ah, así que no lo sabía-Negué con la cabeza-En fin, para no darle un sermón; quiero dejar claro que esta es una clase de sociología, señor Agreste. Tienen que socializar.

-Si señor.-Suspiré aún confundido ¿Era esta la misma Layla, la que solía perseguirme por todo el campus el año pasado?

-Sea el problema que sea que tenga con la señorita Layla, espero que lo arreglen o lo hagan por menos soportable. Es un proyecto bastante importante.

-Lo sé-Hice una mueca.

-Bien Agreste, puede irse. Hágale saber a Wilson, que no pueden hacer el trabajo individual y si lo hacen de esta manera, tenga por seguro que me daré cuenta-Apreté mis dientes con fuerza.

-Se lo diré-Maldición, ahora no podía hacer el trabajo solo definitivamente.

Salí del edificio, frunciendo el ceño al darme cuenta que llovía. Era Washington, por supuesto que llovía.

Para ser una persona que toda su vida había vivido en ambientes fríos y lluviosos, si que odiaba este tipo de maldito clima. Era mediados de noviembre, así que el clima cada vez estaba un poco más frío.

Preludio (Adrigami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora