capítulo tres

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CAPÍTULO TRES

—¿Llegas y es lo primero que me pedis después de un mes sin vernos?—preguntó Pilar riendo mientras Santi seguía con sus manos juntas en forma de suplica—Santi vos sabes como fue la última vez...

—Te prometo que esta vez lo voy a cuidar más que a mi propia vida. Cualquier cosa le digo a papá que yo lo agarré sin tu permiso. Pero por favor déjame usar el auto para ir a buscar a Juliana y de paso presumir lo facha que soy.

Pilar rió nuevamente y se cruzó de brazos observándolo.

—La última vez que tu papá te lo prestó terminaste en una pelea con unos chicos y el auto terminó destruido. Casi quedó viuda boludo.

—Ni me lo recuerdes. Vos casi quedas viuda y yo estuve al borde de quedarme sin herencia. Igual no voy a permitir que Ava se quedé con el ochenta por ciento de los bienes—negó y Pilar soltó una risa—¿Lala y Bren donde están?

—Gracias a dios durmiendo—respondió aliviada—Ahora voy a seguir su camino y también dormir una siesta. No nos dejaron dormir.

—Apuesto  a que se mandaron alguna cagada de nuevo.

—Estuvieron despiertas hasta las cuatro de la madrugada. Con Emi las encontramos a esa hora. Escuchamos un ruido raro y pensamos que habían entrado a robar. Pero resultaron ser ellas.

—¿Y que hacían a esa hora?

—Intentando prender el horno. Brenda casi quema la casa—mordió su labio inferior y negó—En el caso de Lara estuvo a nada de quemarse los pies con el fósforo, pero justo tu papá la agarró.

—Al menos ninguna se tomó la pastilla de la diabetes como hizo Alma a los cinco—bromeó—¿Entonces no es buen momento para robarle las llaves del auto a mi viejo?

—¿Por?

—Por si no durmió un choto y capaz que está de malhumor.

—Nono, hoy se levantó bien. A no ser que justo te mandes una cagada con su bebé—comentó refiriendose al auto. Sonrió y Santi la miró emocionado—Tenés suerte de que se haya ido con León caminando hasta el hospital para el control que tenia. Dejó las llaves.

—¿Entonces me lo das?—preguntó emocionada y Pilar asintió.

—Si prometes cuidarlo como si fuera oro si—advirtió—Le llega a pasar algo y vamos a tener problemas los dos.

—Te juro que sos mi idola desde que soy chiquito—expresó agradecido— ¡Es por eso que te quiero tanto Pilu!—exclamó feliz y la abrazó. Pilar sonrió y correspondió—Voy a mostrarle a todos los pibitos pelotudos de Miami lo que es ser bien facha.

—¿Solo por que pongo en riesgo mi matrimonio para cumplir tus deseos?—bromeó y Santi sonrió divertido. Segundos después él se separó del abrazo y la miró con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

—De vez en cuando me cumplis uno que otro capricho.

—¿Solo uno?

—Bueno...casi todos...—rió—Aunque eso te cueste una charla de dos horas con mi viejo de porque no me tenés que consentir tanto. Aunque el también lo hace cada vez que puede.

LAVENDER HAZE: Dibu Martinez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora