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"Wilbur, ¿Me puedes dar un último beso?"

"¿Último?"

Alex asintió.

"No quiero hacer las cosas más difíciles, en serio me tengo que ir. Quiero un último beso"

...

Wilbur comúnmente no iba a la Iglesia, pero esta vez tenía razones para ir. No había misa ese día, ni a esa hora. Sólo estaba ahí. Miraba a su alrededor, veía las imágenes de santos, y la cruz frente a él. Hizo una reverencia con la cabeza cuando estuvo frente a la cruz, como le habían enseñado que debía hacer. No se sentía digno de entrar a ese lugar. No se sentía correcto. Wilbur normalmente no rezaba, o iba a misa. No entendía bien el latín. Estaba intentando rezar porque Alex llegara bien. Y pedir por Alex le hizo recordar el sabor de sus labios, lo suave que era su piel, lo linda que era su risa, el hermoso color de sus ojos...preferiría morir antes que dejarlo ir. Se atrevería a dar su vida por él si fuera necesario. Y volvía a sentir que era un pecado. Y todo lo que había mejorado había sido en vano. Todos sus intentos de aceptar cómo era no servían para nada. Sentía que sólo podría aceptarse si Alex era a quien amaba. Lo necesitaba a él para amar su persona. ¿En serio tenía que aguantar esos últimos días sin besar a Alex, estando tan cerca de él? Y regresaba al principio.

"Perdóname, Señor...por favor"

"¿Por qué pides perdón?"

Wilbur miró a su derecha para encontrarse a su hermano, Tommy, en el reclinatorio junto a él. La Iglesia era uno de los únicos lugares en los que Tommy se comportaba. En especial porque desde que era niño le daba un poco de miedo. Le tenía un ligero miedo a Dios. Entonces guardaba silencio en misa, y evitaba quedarse dormido, y hablaba bajito cuando entraba.

"Deberíamos salir, Tommy"

Una vez que estaban afuera, Wilbur le explicó a Tommy.

"Oh..." Tommy miró al suelo, y luego de nuevo a su hermano. "No le tienes que pedir perdón a Él. Él te ama"

"No, Tommy"

El menor se quedó viendo, algo asustado, ya que había levantado un poco la voz.

"No es cierto, eso es mentira"

Y regresó a su mente todo eso que la gente decía. "Dios creó al hombre y a la mujer, y así deben ser las cosas", y cosas estúpidas como esa. En ese tiempo había conocido a otras personas como él. Y Niki.

Había conocido a Niki cuando tenía trece años. Eran buenos amigos. Muy cercanos. Su padre había preguntado si ella le gustaba, y su respuesta siempre era un no. Esa era la verdad, por más cercanos que parecían, Wilbur no sentía nada por ella. Nada que no fuera amistad. Había notado cómo Niki se quedaba mirando a algunas chicas a veces. Una en especial, de cabello castaño y rizado con algunos mechones blancos, probablemente debido al estrés. Ellas también eran amigas. Sólo que Wilbur nunca supo si había algo más entre ellas, ya que esa chica se mudó a Suiza, si recordaba bien. Y Niki se fue a Alemania tiempo después.

"Wilbur..."

"Tommy, cállate. Deja de meterte en cosas que no te importan" Tommy intentó decir algo, pero fue interrumpido por Wilbur. "Porque esto no te importa"

Dicho eso, Wilbur caminó rápidamente, alejándose de él.

...

Wilbur nunca había hecho algo así. Y se sentía más culpable que nunca. Tommy seguía siendo un niño, él no tenía la culpa de lo mucho que se odiaba. No se merecía eso. Era un mal hermano. Y era una mala persona. Tal vez debería dejar de existir. Tomó una hoja de papel y una pluma. Y empezó a escribir.

A un tren de distancia| QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora