⌦ 𝙵𝚛𝚒𝚎𝚗𝚍𝙰𝚙𝚙 ✭ ❰𝗝𝗮𝗸𝗲𝗞𝗶❱

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La conversación que tuvo con sus padres cuestionando la existencia completa de Jake terminó con una promesa de enviarle algo más de dinero para que salieran a divertirse.

No sabía que detrás de esos gestos, más allá de la preocupación por su hijo, estaba el sentimiento de tristeza que les generaba no poder compartir con él de forma física, por más que quisieran abrazarlo habían miles de kilómetros que los separaban.

Riki se mantuvo negando por dos días enteros, aclarando que no era necesario, pero tan solo le llegó la notificación del depósito y lo hizo gruñir ante la terquedad de sus padres.

Se estiró en la cama, descubriendo su cuerpo de la cobija para soltar otro quejido, soltó un par de bostezos mientras se ponía de pie, listo para hacer los pendientes de ese día.

Hacer la despensa, comprar un par de camisetas que había visto en el centro, limpiar su hogar y llamar a Jake para salir.

Su primer reflejo cuando tuvo el móvil en la mano fue clicar la app, pensando que esa era la única manera de comunicación que tenía con Jake, no le había pedido el número por vergüenza.

No quería parecer intenso, comenzando por el hecho de era a Jake quien siempre seleccionaba, Alex había sido una excepción por un solo día.

Cedió la idea de llamarlo desde temprano, dejando el celular de lado para enfocarse en su desayuno. Luego lo llamaría para la salida, no tenía por qué pasar todo el día con él.

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Nishimura se había prometido una sola cosa, y había fallado.

― ¿No llevas cereal? ―el rubio señaló el pasillo, sin esperar a que Riki contestara haló el carrito con él.

―Sí, a veces ―el menor tomó una caja de su cereal preferido y la lanzó al carrito, Jake siguió avanzando por el pasillo mientras veía la lista hecha en un trozo de hoja arrugada.

―Espera, ¿Por qué llevo tu lista? ―con unas risas, se devolvió a donde Riki, entregándole el trozo de papel que hacía rato le había quitado―. Está en japonés, con suerte puedo leer inglés.

Riki chasqueó su lengua y repasó la lista de mercado, manejando el carrito al siguiente pasillo para buscar algunas latas de frijoles, Jake caminó a paso lento a su lado, mirando las cosas mientras buscaba un tema de conversación.

Quería preguntarle directamente pero lo que menos buscaba era que Riki se sintiera atacado por la pregunta.

―Jake ―el llamado a su nombre lo hizo girar, prestándole atención―. Te diré la verdad, no sé si vaya en contra de los términos de uso, o si te moleste pero...les conté a mis padres sobre ti.

Hubo un silencio al finalizar su oración, un largo silencio que se estaba volviendo desesperante para Riki, sus ojos estaban fijos en la reacción del rubio, quien pareció volver a sí y desviar sus ojos, sonriendo con timidez mientras guardaba las manos dentro de sus bolsillos.

―No me molesta, no va en contra de las normas de uso ―sus mejillas se volvieron algo rosas y sintió la necesidad de cubrir su rostro, pero solo se giró para fingir que observaba los productos en la estantería.

Riki se inclinó a su lado, buscando verlo de nuevo, para asegurarse si no le estaba mintiendo. Jake volvió a conectar miradas con él y saltó hacia atrás, llevando las manos a su pecho por el susto.

El suceso sacó una risa en Riki, no era su intención asustarlo pero a su parecer Jake se asustaba con cualquier cosa.

―Lo siento, lo siento ―se enderezó, volviendo a empujar el carrito―. ¿Realmente no estás molesto?