☀⑨☀

161 30 0
                                    

︵‿︵‿୨୧‿︵‿︵

La impresión de escuchar esas palabras hizo que un millón de emociones recorrieran el cuerpo de Riki.

Cubrió su boca con sorpresa y siguió escuchando a través del celular.

¿Confirma su asistencia?

―Por supuesto, allí estaré, muchas gracias por la oportunidad.

Se mantuvo caminando de su cuarto a la sala mientras seguía escuchando otra información, se contuvo de chillar en plena llamada. El chillido salió al finalizar la llamada, saltando con emoción y sintiendo que otro grito debía ser liberado.

El momento de euforia tomó el control de sus acciones y solo ingresó a sus contactos, marcando el número de Jake para contarle la grandiosa noticia que tanto había querido.

Repicó un par de veces, Riki mordió su labio mientras la emoción estaba colapsando, sentía que gritaría tan pronto Jake contestara.

Pero solo se desvió al buzón de voz, el pelinegro chistó y colgó la llamada, seguro el chico estaría ocupado.

Aunque...

Había otra manera de comunicarse con él.

Ingresó a la aplicación e hizo de una manera veloz el proceso de selección, el mínimo de tiempo que se podía pedir era de una hora, con eso le bastaba para ponerse al tanto con Jake.

Luego de confirmar su pago, una campanilla sonó cuando el pequeño aviso emergió.

" ¡Uy! En estos momentos tu amigo se encuentra atareado, ¿deseas llamar a otro amigo?"

No, no quería tener que contarle a un completo extraño la razón de su emoción, eso sería tener que repasar de nuevo un par de historias para hacerle un cuadro de contexto. Mucho trabajo tan solo imaginarlo.

Canceló todas las ventanas con sugerencias de personas cercanas y solo bloqueó el móvil.

Realmente quería contarle a Jake pero entendía que no podía ser tan rápido.

Sonrió ampliamente cuando volvió a desbloquear el teléfono, buscando el chat de sus padres para contarles, tenía que explotar de alegría con alguien, hacerlo con los mayores era algo precioso, podía sentir la misma felicidad plasmada en sus rostros.

︵‿︵‿୨୧‿︵‿︵

El atardecer en la cuidad pintó como de costumbre el cielo en tonos preciosos naranjas, Riki asomó su cabeza a la ventada de su habitación, donde podía apreciarse una vista muy buena de la ciudad y el cielo.

La brisa fresca acarició su rostro y cabellos, removiéndolos con suavidad y causando una pequeña sonrisa.

Eso era estar vivo.

Poder vivir esas cosas tan simples y diarias, dejar que el aire llenara sus pulmones y luego exhalar profundamente, cerrar sus ojos mientras los sonidos naturales y los de cuidad se colaban por sus oídos.

No le molestaba en absoluto las bocinas, el murmurios y los pasos que resonaban en el piso de concreto, eran parte de su entorno, todo se agrupaba y formaba una gran vista desde su lugar.

Sus pensamientos se desviaron tan pronto divisó una cabellera rubia entre la marea de personas, luego otra y otra más, ese pequeño e insignificante detalle solo lo llevó a pensar en el chico con una cabellera similar.

Para Riki, las relaciones se creaban diariamente sin darse cuenta. Todos nos relacionamos hasta en lo más mínimo con las personas que nos cruzamos, cada pequeño gesto o saludo, podría repetirse hasta extenderse.

⌦ 𝙵𝚛𝚒𝚎𝚗𝚍𝙰𝚙𝚙 ✭ ❰𝗝𝗮𝗸𝗲𝗞𝗶❱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora