Y sólo quedarán los buenos momentos

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Y sólo quedarán los buenos momentos de ayer

Que fueron de los dos y hoy sólo quiero creer...

Que recordarás las tardes de invierno por Madrid

Las noches enteras sin dormir

La vida pasaba y yo sentía que me iba a morir de amor

Al verte esperando en mi portal, sentado en el suelo sin pensar

Que puedes contar conmigo

Oír el reclamo de Ino sólo acrecentó mi aflicción, el pensar estar frente a Sasuke diciéndome que lo nuestro acabó... No podía creerlo, antes de salir de Lille nuestra relación no había tenido signo que pronosticara algo como esto, sólo me había ausentado tres días, un lapso que me parece tan corto para que alguien tan poco social como Sasuke se relacionara con otra.

—Ino, él no puede dejarme —decía entre sollozos que no podía controlar—, es que no puede estar pasando. Noso...

— ¡No seas tonta! No llevas ni tres meses con él para que hagas tanto drama. Mejor ve y termínalo tu —me interrumpió provocándome algunos segundos de shock— Ya lo superarás, no te faltan pretendientes, tienes a Naruto, a Lee y ese chic de París del que me hablaste.

—Es que no lo entiendes —mi llanto volvió a oírse—, jamás me había sentido así con nadie más.

Vi su dura expresión cambiar. Ella, siendo mi mejor amiga de años me conocía lo suficiente para darse cuenta que lo que decía era verdad. Me extendió un pañuelo con el que sequé mis lágrimas mientras la veía con esa mueca en el rostro que hace cuando piensa en un plan.

—Mira, tal vez se pueda solucionar pero primero tenemos que saber que clase de mujer está viendo. Puede que ni ella sepa que él tiene novia —dijo lográndome confortar—. Mientras lo conseguimos, tienes que evitar que te insinúe o diga directamente que quiere terminar.

—Tendré que inventarle algo para cancelar la cena de mañana.

—Pienso que deberías dejarlo ir. Un hombre que engaña no vale la pena —al oírla pensé que se retractaría—... en fin, te ayudaré ¡Ah! Pero si te hace otra canallada yo misma te lo corro ¿eh?

Esperaba que la comida con Ino fuera una realidad pero ella tenía una sesión de fotos y para evitar encuentros casuales fui a casa. Realmente no ingerí alimento alguno pues la tensión me robó el apetito. Estando en mi apartamento, ideaba formas de investigar sobre "ella", hacía memoria y en las únicas ocasiones donde Sasuke pudo ver a alguien más desde que volví, fue aquella vez que se fue del bar y cuando me dijo que quería estar solo; todo el día se la pasaba en la oficina por causa de los inversionistas y no recordaba visitas o llamadas inusuales o sospechosas.

Mi tiempo para comer estaba por agotarse, tomé mi abrigo y las llaves para volver a la oficina cuando mi móvil sonó. Era mi padre que me pedía ir a casa pues mi madre había enfermado y necesitaba ayuda para cuidarla. No es que me alegrara saber del malestar de mi madre pero en mi situación, la llamada me había llegado como caída del cielo.

Compré un boleto de avión para Dijon, mi ciudad natal y volví a la oficina a solicitar que 5 días para ausentarme. Obviamente la cena se canceló pues tenía que alistarme y descansar para irme temprano al siguiente día. En el camino, miraba por la ventana del avión el cielo azul recordando con melancolía los buenos momentos que había construido a lado de Sasuke. El recuerdo que más recurrió a mi mente fue nuestra primera vez.

Puedes contar conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora