Esta nevando fuera de la ventana, frente al espejo un ruso alto, con ojos frios pero apuesto se esta preparado para salir.
Suspira al terminar de vestirse, volteando a observar a los brillantes copos de nieve que caen en la ventana.
Mira los copos...
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Después de dos tediosas horas, la reunión por fin finalizo, por obra de los cielos nadie causo problemas adicionales, a excepción de USA, pero todos sabemos que él no puede estar ni un segundo sin ser el centro de atención así que no le hicieron mucho caso.
Silenciosamente todos agradecieron este hecho porque la verdad nadie, ni siquiera la ONU, quería seguir estando ahí.
"Bien Rusia, es ahora o nunca" pensó el ruso ya normal y con decisión mientras se paraba para ir con México, pero todo se fue a la mierda al momento en que lo vio.
México estaba hablando con otros países latinos sonriendo y riendo de vez en cuando mientras guardaba sus cosas, su sonrisa era brillante pero apenas llegaba a sus ojos, de nuevo aquel extraño presentimiento que sentía durante la primera parte de la reunión regresó, a pesar de que el mexicano se veía bien y alegre, algo en Rusia le decía que algo no estaba bien, ni él mismo entendía el porqué de esto y le frustraba llegando incluso al mareo.
Aparto aquel presentimiento por el momento, tal vez en un momento posterior, incluso quizás siendo más cercanos (Solo dios sabe cuánto Rusia quiere eso) le preguntaría, con esto em mente y con fuerzas renovadas se propuso a ya acercarse de una vez por todas, pero antes de dar siquiera un paso de repente se sintió intimidado por la cantidad de gente que rodeaba a México, lo cual es irónico tomando en cuenta que los demás son los que se sienten intimidados por él, a lo que lamento en su corazón, antes en la anterior reunión le importo poco y nada este hecho, solo era entregar el pequeño avión e irse, ¡¿Por qué ahora le importaba?!
Mientras Rusia estaba lidiando con sus problemas Alemania solo lo observa esperando que haga su movimiento...
Un minuto, Rusia no se movió.
Dos minutos, la mayoría países solo permanecían dentro por charlas políticas con otros.
Tres minutos, la sala de conferencias estaba empezando a vaciarse, Rusia aún no se movía...
Con el rostro ligeramente consternado y sintiendo una gota de sudor bajando al costado, le hablo al ruso —Eh, Rusia...
El ruso salió de su estupor y mira al alemán sin emoción aparente.
—... —por un momento dudó, pero decidió presionar —¿No tienes algo que hacer?
El ruso parpadeo asimilando la pregunta, luego rápidamente se puso a ordenar los papeles para guardarlos en el maletín de negocios.
Alemania volvió a sentir una gota de sudor bajando por su cara, ¡Esto no es lo que se refería!
Volviendo su mirada al que se supone que es el objetivo de su alto compañero y volvió a presionar —Sabes que si no vas ahora nunca lo vas a hacer.
