Abril, encierros

48 5 1
                                    

Sebastián se fue.

Dijo que no debía salir con desconocidos y atravesó la puerta de mi habitación para irse lo más rápido que pudo.

-¿Entonces no le vas a dirigir la palabra?-susurra Lily la mañana siguiente después de contarle lo que había pasado anoche.

-Ese es el plan, él entra a mi habitación sin permiso, no me avisa que va a ir y cuando lo encuentro se marcha enfadado. No soy una adivina, no tenía idea que él me esperaba ahí, si me hubiera mandado un mensaje le habría dicho que iba a llegar un poco tarde.

-O tal vez habrías llegado más temprano, según entiendo su delito no fue ir anoche, sino no avisarte-,dice divertida.

Al día siguiente no me lo cruzo en todo el día y decido que como él no quiere encontrarme yo tampoco quiero cruzarmelo, así que le digo a Lily para almorzar en una mesa aparte, pienso decirle lo mismo a Ricardo peor no lo he encontrado en todo el día, asumo que no ha ido a clases y me resigno a seguir en su búsqueda. Sé que me oculta algo, pero si no ha decidido contármelo no lo voy a presionar, no puede ser nada malo, confío plenamente en él.

Mi relación con Lily sigue siendo un tanto extraño, es cierto que la he extrañado, solo que aún nos resulta difícil volver a ser las mismas de antes, tal vez esa no sea la solución, hemos cambiado.

-¿Sabías que el colegio va a organizar una "batalla de las bandas"? Deberíamos inscribirnos-propone.

-Yo no canto en público, lo sabes-solo Lily sabe que puedo cantar, pero decido no hacerlo por mi miedo escénico, de hecho no sabia que ella me estaba escuchando en esa ocasión, de otro modo jamás lo hubiera permitido.

-Deberías, eres todo un talento Abril. No solo eres una cerebrito, sino que eres buena cantando, tal vez deberías aprender a tocar algún instrumento. ¿Sebastián tiene una banda verdad?

-Sí, eso creo, nunca hemos hablado de ello. Si quieres participar deberías formar tu banda, tú tocas bien la guitarra, tienes posibilidades, solo no cuentes conmigo-confieso algo incómoda, trate de vencer mi miedo escénico alguna vez, pero no es algo que quiera contarle a Lily, no tuvo un buen final.

La última clase del día fue matemáticas, el profesor nos manda a hacer una serie larguísima de ejercicios que termino sin problemas y más temprano que el resto de mis compañeros. Trato de distraerme mientras espero ansiosa el timbre que indica la hora de partir, cuando encuentro entre mis hojas una pequeña nota en un post-it celeste.

Tenemos que hablar, ve al gimnasio después de matemáticas.
-Ricardo

Esta parte de mi historia se titula "no confíes en los post-it". Debí pensar mejor, mi amigo no sabe lo que es un post-it, pero todo me pareció tan misterioso que fui, gran error.

Dentro del gimnasio no había nadie, las luces estaban apagadas y no se escuchaba el ruido de alguien alrededor. Fui adentrándome más al lugar, hasta ese punto ya sentía que algo no estaba bien, pero estaba inmóvil, esperando no tener razón. Hasta que inevitablemente sentí como alguien me empujaba al cuarto en donde guardan las pelotas, un cuarto muy estrecho que apenas estaba alumbrado y parecía estar muy sucio. Adentro, recién, la pude escuchar.

- Te advertí que me vengaría

Era Ximena, su locura ya estaba empezando a hartarme. Felizmente no era claustrofóbica, pero después de gritar por ayuda un largo periodo de tiempo que no tengo calculado terminé por cansarme y esperar a que el conserje llegara y me sacará de ahí. Ximena se había encargado de dejar mi celular afuera del cuarto en done estaba encerrada así que lo único que podía escuchar era como vibraba en el suelo de afuera, nada útil. Estoy segura que pasé varias horas ahí, esperando y esperando. No sentía miedo, solo sentía que ya lo había vivido. Traté de concentrarme en la extraña sensación hasta que como una luz un pequeño flash llegó.

AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora