Abril, revelaciones

40 4 1
                                    

Contra todo pronóstico Ximena no ha hecho nada al enterarse de que Sebastián y yo somos novios, Mafer dice que hay que tener más cuidado con la reacción de tus enemigos-aunque yo no la considero así-,pero mis amigos han estado muy atentos a sus movimientos estos días.

Ricardo ha viajado otra vez a casa de su padre en Portown, ciudad central de negocios en el país, volverá en unos días, aunque no sé con exactitud cuando, Sebastián está feliz con su viaje, dice que con él allá no tiene porque soportar sus todavía presentes amenazas y ataques en el equipo.

Sí, todavía se dan de pelotazos.

Hombres.

Por todo lo demás, la vida, mi vida ya estado muy bonita tranquila.

Luego me daría cuenta que la paz no es infinita y que la mía estaba a punto de llegar a su límite.

Ante la ausencia de Ricardo pasaba casi todas mis tardes con Sebastián o las chicas, antes lo único que deseaba era que él volviera lo más pronto posible, nunca entendí la necesidad de sus padres por hacerlo ir en cualquier momento, como si no les importara si es época de exámenes o no; sin embargo, según me cuenta él se debe a que su padre es un hombre extremadamente ocupado y cada vez que se toma un par de días de vacaciones desea aprovecharlo con su familia, bastante tierno.

De su mamá no sé tanto, sé que lo ha visitado un par de veces aquí en su departamento y también sé que no le gusta que yo destroce su cocina, como ocurrió la última vez; Ricardo me contó que la reacción de su madre fue tal que no tuvo tiempo ni para inventar alguna mentira para minimizar el desastre.

De todos modos, a pesar de la compañía, espero que no se tarde tanto. Él siempre será mi mejor amigo y lo extraño cuando no está.

-No entiendo cómo te gustan tanto las matemáticas, no doy más con las derivadas. El ejemplo que da el profesor es facilísimo, pero lo que manda ya es de otro planeta-se queja Sebastián.

-Yo ya acabe hace rato-presumo a propósito-si quieres vamos a comer algo, tú eliges.

-¿Ves?-dice mientras me rodea con sus brazos-por eso me gustas.

Caminamos un buen rato por la ciudad buscando una hamburguesa digna de Sebastián, tarea difícil al parecer porque cada vez que nos detenemos en un lugar él termina jalándome para irnos.

-Este es el cuarto lugar, tienes suerte que no tenga hambre. Ya te hubiera obligado a quedarte en el primero-exclamo fastidiada.

-Mi querida Abril, tú no entiendes bien el amor por la perfecta hamburguesa, pero no te preocupes yo te ayudarle y te sacaré del camino de la ignorancia.

-Que tal discurso-digo riéndome-gran argumento para alguien que sufre por un par de problemas-termino y me gano una de sus miradas reprobatorias.

Y aunque negativa, su mirada sigue encantándome.

-Hay que seguir-toma mi mano-este tampoco es el lugar.

Damos la vuelta y yo le resigno a seguirlo mientras apunto mentalmente que él no debe elegir a dónde vamos a comer. No obstante, mis pensamientos se detienen al ver un par de personas terriblemente conocidas.

Por supuesto que los recuerdo, jamás olvidaría a mis supuestos futuros padres adoptivos después del accidente.

Julio y Rebeca

O los actuales padres adoptivos de Lily, están justo en frente a nosotros. Y al parecer ellos también me han reconocido.

-¿Pasa algo?-pregunta Sebastián al notar que me he quedado muda y estática.

AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora