Oportunidad

102 10 2
                                    

Los meses pasaban lento.
Desde que me retiré de la clase de planificación no volví a verla, al menos no de frente.
No podía evitar observarla por los corredores, sonriendo cuando salía con sus amigas de la clase en donde ella se mostraba tan profesional, tan brillante, tan hermosa.

Su rechazo fue un golpe duro, jamás imaginé que dolería tanto. Pero de esto debía aprender y no permitiría que se me fuera la vida llorando por los rincones.

Intenté hacer mi vida normal.
Le guardé tanto tiempo fidelidad a Sofi, que había comenzado a olvidar como coquetear con las demás, así que una noche animado por mis compañeros, decidí salir de rumba y olvidarme de todo.

Llegamos a una discoteca muy concurrida, habían varias bellezas en la pista y sin embargo yo solo podía pensar en una.
Me tomé dos shots de aguardiente y dandome valor me acerqué a una chica morena preciosa.
Me dejé llevar por su cabello ondulado y sus caderas, sus movimientos salvajes.

- ¿Vamos a mi departamento? -la invité sin más, sin siquiera conocer su nombre- Tengo whisky y un sofá comodo -ronronee en su oído.

Ella sonrió y aceptó mi invitación, todo marchaba bien hasta que a lo lejos vi a mi grupo de amigos rodeando una mesa, misma mesa en donde estaban las amigas de Sofía y por supuesto, Sofía.

Aborté misión.

Algo me atrajo como imán a su mesa.
Sin saber realmente qué, caminé en su dirección.
Ella tranquilamente hizo contacto visual conmigo y con una sonrisa armónica en sus labios dijo mi nombre.

No entiendo como, pero automaticamente se me dibujó una sonrisa boba en la cara.

-Sofía ¿cómo estás? -pregunté interrumpiendo cualquier dialogo que estuviese manteniendo- ¿Qué haces aquí?

-Vine acompañando a Carla, mi compañera -dijo algo nerviosa- está de cumpleaños.

-Felicidades Carla -solté sarcásticamente sin sacar los ojos de Sofía- pensé que no venías a fiestas.

-Es un caso especial -respondió encongiendo los hombros.

No podía negarlo, estaba molesto y herido, estaba sonando como un imbécil, como si tuviera alguna propiedad sobre Sofi. Y sin embargo, estaba feliz de poder hablar de nuevo con ella y eso se notaba en mi sonrisa de estúpido.
Juro que si esta mujer me daba una oportunidad, sería capaz de olvidar todo y servir a su voluntad.

-Calderón -gritó Armando por encima de la musica- saque a bailar a la cumpleañera, no sea desgraciado.

Acepté pensando que sería un buen momento para probar los celos de Sofi y sin embargo, ni se inmutó.

Armando la sacó a bailar, y en medio de la pista intercambiamos pareja. Así Carla bailaba con Armando y Sofi se movía entre mis brazos.
No hubieron palabras, solo miradas.
No podía explicar lo que sentía, todo el momento estaba teñido de una extraña melancolía, de lo que pudo ser y no fue, de lo que desearía que hubiera pasado.

Y de pronto, cuando menos lo esperaba, Sofi se acercó a mí tal vez movida por el alcohol o la fluidez del momento, y tomando mi rostro entre sus manos, me dejó un beso suave en los labios.

Apenas un toque quedo, que puso mi mundo de cabeza.

Sofía me besó.

El tiempo se detuvo completamente, mi corazón latía desbocado y mi cuerpo parecía ser habitado por mariposas.
Había besado a muchas mujeres en mi vida, pero había utilizado el beso como un medio para llegar a un fin, que era prepararlas para llevarlas a mi cama.
Y Esta vez todo era tan distinto...

El Origen de un Don JuanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora