𝐂𝐚𝐩. 𝟏𝟕

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Jungwon apenas terminó de bañarse cuando sono el timbre de la puerta, así que Jay lo dejó en su cuarto mientras iba hacia la puerta y el Omega se vestia.

Al abrir, esperaba que fuera Heeseung, en cambio, se encontró a un pelinegro que se veía irritado y un moreno con el cabello color caramelo que parecía más estresado, y Jay se preguntó por qué eran tan altos.

─ ¿Y tú quien eres? ─ preguntó el pelinegro, de forma acusadora, entró a la casa haciéndolo a un lado, fulminandolo con la mirada.

─ ¿Deberia preguntar lo mismo? ─ dijo Jay. ─ Soy Park Jongseong, enfermero, estoy cuidando a Yang Jungwon, quien no me informó de su visita ¿Puedo saber sus nombres?

─ Oh, ahora tengo que mandar una invitación para visitar a mi propio hijo. ─ dijo el pelinegro.

─ Kinnie, ¿Te calmas? ─ preguntó el moreno. ─ Él no hizo nada, tranquilízate.

─ ¿Dónde está Jungwon?

─ Está en su cuarto, termina de bañarse. ─ dijo el Beta, suspirando sin que se notara demasiado, odiaba lidiar con el tipo de persona pesada y tan demandante como notaba de aquel tipo, quien ni siquiera había respondido a su pregunta.

Fue hacia el cuarto del Omega, quien seguía cubriendose con la toalla, temblando, sentado en la cama.

─ Jungwon, tienes visitas... ─ comenzó Jay, pero al verlo temblar y algo decaído se acercó a él con cierta preocupación. ─ Jungwon, ¿Qué tienes?

El rubio negó

─ N-No sé. ─ dijo. ─ Siento que voy a desmayarme de nuevo, Jay...

─ Ya, tranquilo, estoy aquí para ayudarte, pequeño. ─ lo consoló y Jungwon asintió. ─ Vamos, acuéstate, quédate en la cama, acuéstate de lado, tranquilo. ─ comienzo a arroparlo, mientras el Omega se sentía débil.

─ ¿Y así lo dejas? ¿Y así eres enfermero? Oh, no, mi cielo. ─ el pelinegro se acercó al rubio, apartando a Jay de un empujón, con lo que sintió mal. ─ Jungwon, boca arriba, alza las piernas. ─ dijo, mientras lo movía él mismo, pasando las palabras a acciones. ─ Jake, tráele una Coca-Cola a tu hijo. ¿Qué haces ahí parado?

─ R-Riki. ─ musitó Jungwon, con molestia, su padre lo había girado muy de golpe y movido demasiado rápido y ahora se sentía mareado.

─ Cállate, echa la cabeza para atrás.

─ Eso no es necesario. ─ dijo Jay, acercándose mínimamente a Riki, y hablando bastante bajo.

─ Riki, déjalo. ─ moreno se acercó a él para tomarlo del brazo y apartarlo, hasta que dejó de sostener las piernas del menor en alto y se apartó dos pasos, con lo que Jay volvió a acercarse a él, lo arropó, dejó que se acomodara y dejó caricias en su cabello, mientras Jungwon se quejaba por lo bajo con pequeños ruiditos como si fuera un bebé.

─ Seongie... ¿Por qué los dejaste entrar?

─ ¿No tenía que hacerlo? ─ dijo el Beta, exagerado su sorpresa, porque nunca había escuchado nada al respecto.

─ Son muy molestos... Son mis padres.

─ Eso lo noté, pequeño. ─ dijo el enfermero, sin dejar de hacerle mimos en su cabello.

Fue el moreno quien se acercó a ambos.

─ Hola, Jungwonie.

─ Hola, Jake. ─ murmuró el Omega, tenía sus ojitos cerrados y parecía que iba a dormirse, pero sólo seguía mareado.

─ ¿Podrías dejarnos un momento con él? ─ preguntó el mismo moreno, mirando a Jay, aunque sintió a Jungwon tomar su mano y apretarla ligeramente.

─ No, Jay, quédate. ─ pidió el rubio, a lo que el Beta no se iba a oponer.

Jay se sentó junto a Jungwon, quién seguía tomando su mano, los otros dos se acomodaron en el otro lado de la amplia cama.

─ ¿Cómo está? ─ preguntó Jake, mirando a Jay.

El Beta dudó un momento si decirlo frente a Jungwon o no.

─ Hasta ahora está bastante bien, pero está comenzando a decaer. ─ dijo, en el tono más sutil que pudo encontrar, aunque parecía que la sutileza no iba con aquellos dos, o quizás especificamente con el pelinegro, quién no entendió el mensaje que para Jay era muy claro.

─ ¿Cómo que a decaer?

Bajo la vista con algo de dolor, esperando que las palabras no afectarán a Jungwon más de lo que ya estaba.

─ Es el tercer día, y como es normal en estos casos es cuando pasa de la fase depresiva a la moribunda. ─ murmuró. La transición empieza con desmayos y bajas de presión, como ahora.

Jungwon dejó escapar un par de lágrimas en silencio, que nadie notó.

La pareja quedó en un triste silencio con aquello, y Jay sólo pudo dejar caricias en la manito que Jungwon mantenía apretada con firmeza sobre la suya, sentia al lobo del Omega llorar por afecto, porque lo abrazara o lo consolara, pero sentía que era indebido actuar asi frente a los padres del chico.

Sabía que se lo podían tomar a mal, que podrían decir que él estaba acosando a sus pacientes o incluso tratar a Jungwon como una puta por buscar ese contacto que habia perdido, cosa que era natural en Omegas en su situación.

Aunque Jungwon sí lo llevaba un poco al extremo y era algo raro que lo hubiera elegido a él, un completo extraño, para pedir y recibir amor.

Y era más extraño que Jungwon pudiera escuchar y sentir esas cosas del lobo de Jungwon, eso sí que nunca le habia pasado, con nadie.

─ ¿Cuanto le queda? ─ volvió a preguntar Riki, quien no parecía tener intención de hablar de esas cosas en privado con él.

─ N-No sé si deba hablar de esto frente a Jungwon, podría afectarlo y-y...

─ No... ─ interrumpió Jungwon, su voz sonaba algo rota. ─ Yo también quiero saber.

Jay lo miró con cierto pánico de lastimarlo, al ver las lágrimas en sus mejillas tomó la manga de su remera para limpiarlas con cuidado.

─ Diría que una semana, o un poco menos. ─ murmuró y notó algo romperse en los ojitos del Omega.

𝗢𝗨𝗥 𝗟𝗔𝗦𝗧 𝗗𝗔𝗬𝗦 » 𝗷𝗮𝘆𝘄𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora