𝐂𝐚𝐩. 𝟓

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─ Jungwon, se supone que debes comer algo. ─ murmuró Jay.

─ Lo comeré después, ya, pero... Tu olor, me calma, quédate.

Jay se ahorró el suspiro, se quitó los zapatos y se acercó a Jungwon con lentitud, sus ojos se abrieron de más y su corazón latía con fuerza cuando el Omega lo abrazó, y hundió el rostro en su cuello, llenando sus pulmones de su olor.

Jungwon quedó sobre él, su mejilla apoyada en su hombro, una pierna enrredaba en la suya, y los brazos rodeando su cintura, su nariz dejaba cosquillas en su cuello.

El olor a tristeza comenzó a bajar a los minutos, el olor a flores y a fresas del Omega aparecieron, y cuando estuvo tranquilo, Jay se sorprendió de encontrar otro aroma.

─ Miel. ─ murmuró. ─ También hueles a miel...

Jungwon soltó una débil risa.

─ Sunghoon decía que olía a miel sólo cuando estaba feliz... Es raro que lo sientas, ya que me siento como la mierda por dentro.

─ Jungwonie... ─ Jay acarició su espalda suavemente. ─ Tú no te preocupes... Tu alfa te esta cuidando desde un buen lugar, ¿Sabes? Él está velando por tí, y te espera con toda la paz y tranquilidad del mundo, puedes tomarlo con calma que él estará allí para tí. Y hasta entonces, puedes disfrutar del mundo que queda aquí.

Jungwon permaneció unos cuantos segundos en silencio.

─ Voy a extrañar a Heeseung. ─ murmuró.

─ Puedes pasar todo el tiempo que quede con él, él no tendrá problema.

─ Sabes... Antes de todo esto... Con Hoonie teníamos muchos planes futuros, pero ahora... Ya no quiero hacer nada.

─ Es algo normal, Jungwon, sentirse así después de algo como lo que te está ocurriendo.

─ Siempre quise tener un cachorro, Jay. ─ continuó desahogandose el Omega, el enfermero lo dejó hablar, mientras acariciando sus cabellos suavemente. ─ Sunghoon nunca fue muy fanático de la idea de tener un hijo, aunque ya lo estaba convenciendo...

Jay sintió las lágrimas de Jungwon caer sobre su piel.

─ Supongo que ahora él no va a poder conocerlo. ─ murmuró el rubio, una de sus manos dejó la cintura de Jay para ir a su vientre.

Las cejas de Jay se alzaron, se giró hacia él para mirarlo, atónito.

─ Jungwon... ¿Estás embarazado?

El Omega tembló del llanto y el Beta lo atrajo más a su cuerpo como consuelo.

─ No importa igual. ─ murmuró Jungwon. ─... Ya ni siquiera yo lo voy a conocer.

─ Jungwon sabes... Puedes vivir, por tu cachorro.

─ ¿Para que no tenga padre? ¿Para que yo no tenga alfa? ¿Para que estemos sólos? ─ su tono sonaba algo enojado.

Jay suspiró mentalmente, era todo lo que un Omega pensaba y sufría, por más que Jay pudiera darle todos los argumentos y fuerzas para seguir viviendo, simplemente no podría contra la depresión de un lazo roto, así que no lo intentó, lo dejo llorar.

La puerta fue tocada suavemente.

─ ¿Park Jongseong? ¿Jungwon? ─ Heeseung preguntó suavemente. ─ Yo... Hice la cena y ya se está enfriando, ¿Todo va bien?

─ Heeseung, pasa. ─ habló Jay, se irguió un poco, sosteniendo a Jungwon junto a él. ─ Pero despacio.

El peliazul entró con duda, la expresión de su rostro fue de pura sorpresa al verlos compartir un nido.

─ Jungwon, escúchame. ─ Tomó sus mejillas y vió sus azulados ojos. ─ Debes cambiarte e irás a comer, ¿De acuerdo? No puedes dejarte estar.

Jungwon apenas enfocó su vista en él un momento, su nariz se movió un poco cuando olfateó el aire, se acercó a su cuello para oler su aroma a madera.

─ Heeseung, no liveres muchas feromonas, podría afectarlo. ─ murmuró Jay, a lo que el chico asintió. ─ ¿Le traes algo de ropa?

El peliazul fue hacia los cajones, sacando un par de calzoncillos, unos sorts y una remera holgada, que dejó suavemente a los pies de la cama, sin querés acercarse y perturbar el nido de su amigo.

Jay tomó la pequeña pila y quitó la toalla que cubría la desnudez de Jungwon, con eso Heeseung cerró los ojos, pero el enfermero estaba totalmente normal, ayudo al Omega a pasar la remera y Jungwon tomó los calzoncillos para colocarselos él mismo, sintiéndose avergonzado de la ayuda.

Apenas terminó de vestirse, se levantó con lentitud sobre sus pies, y Jay se acomodó a su lado sin dudar, antes de mirar a Heeseung para que fueran a la cocina.

El Alfa había cocinado algo de pasta para Jay y él, y un té de manzanilla que sabía que Jungwon disfrutaba, había encontrado un mix de frutos secos que seguramente Sunghoon había comprado y eso explicaba la expresión triste del Omega al verlos.

─ En verdad no tengo hambre. ─ musitó Jungwon.

─ Tomate al menos la mitad y come algo y te acompaño a la cama de vuelta. ─ dijo Jay.

─¿Sabes que puedo ir sólo, verdad?

─ Sabes que quieres que te acompañe. ─ dijo. ─ Debo acompañarte. ─ se corrigió.

Jungwon suspiró con cansancio y tomó un sorbo de su té, pensando que debería colocarle más azúcar.

Heeseung parecía pensativo, y no habló nada en la cena, apenas si echó unas miradas a alguno de los dos, pero una parte de él no sabía si debía quedarse o irse.

Necesitaba su tiempo también, para llorar con tranquilidad, pero también quería acompañar a su amigo, aunque le parecía absurdo, porque para eso había contratado a Jay.

𝗢𝗨𝗥 𝗟𝗔𝗦𝗧 𝗗𝗔𝗬𝗦 » 𝗷𝗮𝘆𝘄𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora