𝐂𝐚𝐩. 𝟖.𝟐

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Heeseung se sentía molesto, apretó los labios, mientras escuchaba a aquellos dos reír, abrazó un poco más fuerte la frazada, se obligó a mantenerse callado.

Entendia que para otras personas, él podria quedar como un loco fácilmente.

Había sido criado con los relatos de las antiguas leyendas, creía en ellas con todo su ser, era muy supersticioso y confiaba que si las cosas pasaban era porque el destino así lo quiso, y tenía la esperanza de que siempre las cosas cambiarían a mejor, tarde o temprano.

Claro que las personas de hoy en día no compartían lo mismo que él.

Por eso Jay había ignorado su leyenda, y no quería ni pensar en cómo reaccionaria Jungwon.

Su amigo estaba afectando por la pérdida de su alfa, si le mostraba ese relato posiblemente pensaría algo como “Entonces Sunghoon murió para yo que pueda emparejarme con Jay?” Y no quería discutir con él al respecto.

A él le dolía la pérdida de su amigo, también le dolía la muerte de Sunghoon, pero sabía que el chico estaba en un buen lugar.

Y por más que el lazo roto esté arrastrando a Jungwon al lado de Sunghoon, no creia que fuera justo ser así.

Jungwon merecía vivir, no había echo nada para merecer lo contrario.

Él no estaba a favor de la idea de que la vida de los Omegas estuviera atada a la de los Alfas, en ningún sentido, ni en sus “Obligaciones” o “Derechos”, ni en el tema de la muerte o el libertinaje.

Porque había que ser honestos, todo era muy injusto para los Omegas, ellos sufrían los lazos rotos hasta la muerte, mientras un alfa podia marcar a otro Omega y sobrevivir sin más.

Además de que los Alfas eran consideradas los “líderes” y podían hacer todo lo que quisieran, mientras tanto, los Omegas debían cumplir con su papel de sumisos y encargarse de cosas básicas de la casa, porque eran muy “débiles” para hacer algo más.

Patrañas.

Algo que le enfermaba mucho de la relación de sus amigos, es que ellos eran así, y nunca había logrado que alguno de los dos abriera los ojos.

Se removió al cabo de unos cuantos minutos de escuchar a los dos hablar, tomó su celular y envío unos “Buenos días” a Sunoo, antes de levantarse con lentitud y acercarse arrastrando los pies a la mesa.

─ Buenos días, Heeseung. ─ dijo Jay, el enfermero se levantó de su silla y le dedicó una sonrisa. ─ ¿Qué quieres desayunar?

Heeseung lo miró como si hablara en serio.

Había contratado a un enfermero, no a un sirviente, pero había escuchado decirle a Jungwon que ahora él estaba a cargo y se encargaría de cuidarlos.

─ ¿Podrías pasarme el yogurt? ¿Y el cereal? ¿Y un bowl?

Jay asintió, caminando hacia la cocina y juntando todas las cosas que el peliazul había pedido.

Hee tomó la mano de Jungwon y dejó unas pequeñas caricias para llamar su atención.

─ ¿Estás bien? ─ preguntó.

El rubio lo miró, en sus ojos azules había algo de cansancio, sonrió mínimamente.

─ Sí, Heeseung, lo estoy. ─ dijo. ─ Pero aunque no lo esté, el que me mires con lástima y estés triste por mí no va a hacer que me recupere, que me sienta mejor, así que podes ahorrarte esas cosas y tratarme normal.

Heeseung pensó si en verdad, Jungwon le estaba hablando en serio.

Apretó sus labios y sintió lágrimas de furia acumularse en los ojos.

─ ¿Vas a tratarme como la mierda? ¿En serio

Jungwon suspiró.

─ Es que... En serio, ya sé que voy a morir, Hee, no hay nada que hacerle, podrías... No sé, superarlo un poco y tratarme igual que antes, ya sabes, como el amigo idiota y ruidoso que siempre fuiste... No como el melancólico que tengo a mí lado en este momento.

Heeseung se recostó en la silla, asintiendo, apartando su vista y cualquier contacto físico del Omega.

─ Lo siento, no. ─ dijo, volviendo sus ojos hacia é. ─ No, simplemente no, Jungwon...

─ ¿Por qué?

─ Ya pasé por esto una vez. ─ dijo. ─ Y es una mierda, y ahora me toca vivirlo una segunda vez y peor... Porque no sólo ya se fue uno de los mejores amigos sino que ahora se va a ir otro de mis mejores amigos porque no quiere hacer nada para al menos intentar seguir.

─ ¿Qué quieres que intente?

Heeseung se mordió el labio, lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.

─ No hay nada que intentar porque estoy unido a mí Alfa hasta la muerte...

─ Porque así lo quieres... Porque yo creo que no quieres pelear, porque eres un cobarde y ya te rendiste sin hacer nada, porque toda tu vida la pensaste al lado de un Alfa y no lograras nada así... Además de morir siendo un Omega sumiso del montón.

Hee tenía la voz endurecida por las lágrimas, que caían silenciosas por sus mejillas.

Jungwon.entreabrió sus labios, sus ojos se veían iguales a los de un cachorro lastimado, su labio inferior tembló y sus ojos se nublaron de lágrimas.

Jay lo vio todo en silencio, a unos metros, en el umbral de la cocina, y al ver a Jungwon lastimado apretó sus puños con furia.

El Omega se levantó, apartando la vista, rechinando su silla sin importarle nada y se dirigió a su cuarto.

El Beta dejó todo y fue detrás de él.

𝗢𝗨𝗥 𝗟𝗔𝗦𝗧 𝗗𝗔𝗬𝗦 » 𝗷𝗮𝘆𝘄𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora