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TODAS las luces se apagaron, una luz sobresalió dando la atención a un hombre delgado con un peinado de hongo que parecía que no había dormido por años que también que nunca había comido una buena comida en su vida.
Una voz gruesa e intimidante surgió en el escenario—Felicidades gemas sin pulir—una voz resonó por todos lados llamando la atención de los presentes que eran adolescentes.
—Sí, los 300 jugadores. Todos ustedes menores de dieciocho años, han sido elegidos exclusivamente según mis criterios y prejuicios para estar presentes aquí hoy—los murmullos comenzaron.
Los dos jóvenes del mismo equipo se quedaron a tónicos, su cuerpo no respondía.
—Soy Jinpanchi Ego, mi trabajo es hacer de Japón, un equipo que es capaz de ganar la copa del mundo.
Los jóvenes quienes estaban presentes con gran sorpresa estaban preguntándose quién era el sujeto que estaba en el escenario, y porque los hablaba con tanto desprecio.
—Thom, ¿tu sabes quién es este tipo?— susurro algo curioso el pelinegro.
El nombrado solo negó a su pregunta, para luego tratar de observar a sus alrededores y a las personas que se encontraban en la misma situación que ellos.
Suspiro algo decepcionado ganándose una mirada inquisitiva del contrario que solo esperaba una palabra para luego cansarse e mirar a quien estaba hablando en el escenario.
— Lo diré de una manera sencilla— extendió sus dos largas manos. Tenía cara de psicópata de alguna forma — Japón solo requiere una cosa para convertirse en la mayor potencia del fútbol—dijo con una voz cansada.
—Y esa es la creación de un delantero revolucionario. De los 300 de ustedes reunidos hoy aquí, forjare al mejor delantero del mundo a través de cierto proyecto—exclamó con el mismo tono de voz monótono que daba un toque de misterio y terror a otros.
