La alborotadora hija del gran duque quiere vivir sola

𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 17

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Incluso si lo veo así, crecí corriendo en la región alpina.

En términos de fuerza física, me enorgullece decir que no soy inferior a ningún adulto. Ahora solo tengo que correr incondicionalmente a un lugar con mucha gente.

Sería más rápido y más cómodo si corriera solo, pero estaba corriendo mientras sostenía la muñeca de Carol, así que había un límite. Corrí un poco más y me escondí en un lugar sombreado….

"Jadeo, waa, espera un minuto".

Pero el problema no era Carol. dijo Pedro, respirando pesadamente casi hasta la muerte.

“ha, espera un minuto. Detente, deja de correr, detente”.

"Oye, ¿quieres que te atrapen?"

"Oh, espera un poco, hay mucha gente, está bien ahora, heuk".

Cuando miré alrededor, parecía que habíamos entrado en la calle donde había poca gente. Corrí sin pensar, pero corrí bien. Respiré un suspiro de alivio. Carol también respiraba con dificultad, pero Pedro, a su lado, tosía casi como si estuviera sangrando.

Eso es solo una pequeña carrera. Tu resistencia es tan débil.

Estas son personas que crecieron bellamente son como...

"No entiendo... Estabas tratando de salvarme antes, ¿verdad?"

"……¿Por supuesto?"

La cara que me miraba con la espalda inclinada y ligeramente levantada parecía preguntar por qué preguntas eso. Es muy, muy ridículo.

"¿Tienes un arma?"

“Como puedes ver, no tengo nada”.

¿Tu linda sonrisa es todo lo que tienes?

Era una sonrisa intacta como si alguien hubiera dibujado un efecto de halo detrás de ella. ¿Qué clase de coraje tienes tratando de salvarme sin ningún tipo de arma?

Oh, me quedé sin palabras por un momento pero él me ayudó, así que debo decir gracias. Era extraño por alguna razón porque nunca le había dado las gracias a un amigo de mi edad.

"Pero, oye, gracias".

"¿Qué?"

La expresión desconcertada de Pedro me hizo preguntarme qué había pasado realmente hasta ahora. Es hermoso y es humilde...

"Bueno, trataste de salvarme".

"... saliste por tu cuenta, ¿no?"

Bueno, sí, tienes razón en eso.

"Oye, ¿puedo pedirte un favor más?"

"¿Qué tipo de favor?"

Pedro me preguntó, sus ojos rojos brillando. Ah, no importa cuánto lo mire, ese ojo rojo rubí pertenece a Demimore…. Pero dijiste que eras Pedro con tu propia boca.

No escuché tu apellido antes, pero incluso si no eres el segundo príncipe, sigues siendo un precioso hijo de un noble, ¿verdad?

"¿Tienes una barra de oro?"

"……¿oro?"

“No tengo ninguno ahora mismo”.

Pedro buscó en su bolsillo con una expresión bastante desconcertada, sacó un elegante estuche y me lo entregó. Lo tomé por si acaso, pero no puedo creer que esté saliendo de él.