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Despierto y son las diez de la mañana, Dios, no lo puedo creer, estoy de vagabunda y no me gusta estar sin hacer nada, ya llevo una semana aquí y me siento una completa mantenida, hablaré con Ethan, necesito trabajar, hacer algo, aportar en los gastos de la casa.

Me ducho y voy a desayunar, la señora Ana,  la nana y ama de llaves me prepara el desayuno, y decido ayudarla con la limpieza este departamento es enorme, solo pensar que tiene tres habitaciones con baño cada una me da dolor de cabeza, gracias al cielo no soy la única que va a limpiar este enorme lugar.

Al medio día escucho el timbre, y unas voces, son las muchachas de la limpieza, llegaron tarde, y la señora Ana las regaña por eso.

Estoy en la habitación de Ethan así que puedo escuchar todo con claridad ya que están en la entrada del pasillo y la puesta de su habitación está un poco abierta.

— Al señor D'Angelo no le va a gustar que hayan llegado tarde, ustedes saben cuál es su horario de trabajo. — le dice Ana.

— Bueno, fue el mismo quien nos dijo que vinieramos una vez a la semana.— dice una de ellas

— Exacto, pero no que llegaran tarde, a ninguno de los señores les gusta la impuntualidad.

— Vamos, no creo que vallas a irle con el chisme a los señores. — dice la otra. ¿Y estas que se creen para hablarle así a la señora Ana, ella podría ser fácilmente su madre?

— Pues si no acatan las órdenes tendré que decirles de su mal rendimiento laboral.

— Bueno igual y si alguna de nosotras le damos un poco de cariño se le pasa la molestia.

Ja, ni lo sueñen, no las conozco y ya me caen de lo peor, como se atreven a hablarle así a Ana y mucho menos insinuar que Ethan va acostarse con ellas para no despedirlas, ¿que se creen?.

Así que decido salir y poner los puntos sobre las íes.

— ¿Todo bien Ana?.

— Si mi niña.

— Okey, yo me encargo, gracias, —le digo y ella se va a la cocina—supongo que ustedes son las de mantenimiento. — digo viendo a las dos muchachas que no han de llegar a los 25 años.

— ¿Y tú quién eres, también te contrataron? — me dice una de ellas, Melanie dice la plaquita que tiene su nombre, me ve de arriba a abajo, queriéndome intimidar.

— No, y eso no les interesa, ahora bien, voy a ser yo quien les dara las instrucciones de ahora en adelante: su hora de llegada será a las ocho de la mañana, al medio día tienen que haber terminado, no quiero que estén aquí cuando Ethan venga a almorzar, solo vendrán lo días miércoles, a menos que les solicite venir otro día, las habitaciones solo la van a limpiar bajo mi supervisión y la de Ana, ¿les quedó claro?.

— ¿Quien eres para creerte señora de todo esto? Capaz y solo eres un revolcón más de los señores y ya te crees mucho.

Estúpida.

— Mi reina llegue. — la voz varonil de ethan se escuchó en el lugar.

Sonrío inconscientemente, en este tiempo que llevo aquí, le eh tomado mucho cariño a ese hombre tan increíble.

Lo que no esperaba era que este par de mujeres salieran al encuentro como si el fuera su marido, que ridículas, seguro el o su amigo, tuvieron un amorío con la tal Melanie y tal vez tiene tiempo trabajando para ellos y se cree con el derecho de hacer lo que se les venga en gana.

Así que me dirijo a mi habitación dormiré otro ratito más, no tengo nada que hacer y mucho menos que reclamar esta es su casa, y el tiene derecho de acostarse con quién le plazca, es mi amigo y deseo lo mejor para él.

La Secretaria  #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora