✨Manifestaciones✨

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Edward se mantuvo despierto después del alterado durante la madrugada, no pudo conciliar más el sueño pues aquella imagen aparecía cada vez que intentaba cerrar sus ojos adormilados.

Su alarma sonó puntal, 6 am hora local, un agotado profesor se encontraba sobre el colchón con la vista fija en el techo, ignoraba la melodía que su teléfono producía para levantarlo, extendió su mano y la apagó de forma brusca, paso sus dedos por el alborotado cabello y se dirigió al baño.

Se inclinó con temor para no ver el desastre que había echo, mojo su rostro intentando tranquilizarse, ni siquiera se dio cuenta que el espejo estaba en perfecto estado, como si alguien lo hubiera reparado durante su agotadora noche, al estar frente a frente con su reflejo se percató del hecho, no quiso alterarse por el extraño suceso, templo el agua en la tina y se dio un baño para quitar la gruesa capa de sudor que se formó sobre él, colocó una buena cantidad de shampoo sobre su cabello rubio que al estar en contacto con el agua se volvía ondulado, talló con las yemas de sus dedos y lo enjuagó rápidamente, con una esponja enjabonó su cuerpo para después remover las pequeñas burbujas que se hacían visibles sobre su piel.

Salió de la tina, fue a su clóset y sacó una playera gris un poco gruesa, unos jeans de mezclilla en color negro y unos tenis que lucían un tanto formales haciendo juego con su look casual, añadió un reloj negro y su característico anillo rojo, se centró en el mientras lo ponía sobre su dedo anular izquierdo, la piedra que éste portaba era bellísima, apesar de ser una reliquia, había estado dentro de su familia desde tiempos inmemorables pero no sabía con exactitud de dónde provenía, un tanto extraño a su parecer pero que más daba ¿Que de malo podría traer un anillo? Se preguntaba cada que una persona lo veía con extrañeza al aclarar que no había sido robada.

Tomó su mochila y llamó al director de la escuela para decirle el motivo por el cual se había retardado la visita al lugar santo ¿pero? ¿Que se supone que diría? Nadie en su sano juicio creería lo que pasó, tuvo que recurrir a explicar que tenía un dolor estomacal pero se encontraba bien y en cuanto antes acabará la excursión daría las notas finales y se tomaría unos cuantos días de descanso.

Subió a su auto y se dirigió a la ciudad, ya había varios alumnos esperandolo, estaban por dar las 9 am, ¿Cómo había pasado tan rápido el tiempo? No lo sabía y no quería indagar mucho, saludo a los jóvenes quienes preguntaron por su estado de salud a lo que alegó encontrarse mejor, si acaso lo máximo que aguardaron fueron 20 o 30 minutos en espera del resto de la clase.

Entraron a la estructura en busca del guía quien al verlos levantó su brazo en señal de saludo, se acercó hasta ellos y les indicó que pasaran dentro, siguieron observando fotografías y dibujos que se asemejaban más a planos del antiguo palacio, justo como lo recuperaron, casi cayendo con algunas de sus paredes colapsadas, después de todo era una reliquia.

Ailana.

Siguieron revisando cada rincón del palacio en busca de algo que necesitara asistencia inmediata o que simplemente fuera de mayor importancia, todo iba bien hasta que un dolor atacó su cabeza, dando punzadas intensas causándole incluso náuseas y visión borrosa.

Con su tabla de anotaciones echo aire sobre su rostro tratando de aminorar su malestar, pero no lo logro, era tan confuso lo que estaba pasando que incluso lo relaciono con sus nervios de que el trabajo que elaborarían diera los resultados que esperaba.

Fue a su habitación en el hotel, se dio un baño y se sentó sobre el sofá el cual estaba frente a una televisión, puso el canal de documentales y justamente estaban pasando uno de Baldwin IV, le llamo el interés pues abarcaba parte de su biografía hasta como a la edad de 16 años derroto al gran Salahaddin en combate, aumento el volumen para prestarle más atención, sin darse cuenta se quedó dormida ni siquiera la sensación del frio entrando por una ventana hizo que despertara.

Almas Gemelas (continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora