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Ese día había sido el más gris y frío de todo el invierno, los altos faroles alumbraban las grises calles desde altas horas de la mañana, hasta finalizada la noche.

Los niños habían dejado de salir a jugar al parque y apenas se les podía ver por las calles jugando.

Gun caminaba despacio, con sus manos ocultas en los grandes bolsillos de su chaqueta, esa mañana había salido casi corriendo del pequeño departamento, ya que llegaba tarde a su examen de filosofía y se había olvidado de coger sus guantes.

Recordó haber despertado malhumorado a causa de no encontrar al moreno a su lado, tan solo con una nota con la perfecta caligrafía del moreno, sobre la mesita donde se veía el apetecible desayuno.

"come o enfermarás"

Era lo único que decía la estúpida nota, arrugo su ceño, mientras acomodaba unos mechones que salían de su gorra. Cerró sus ojos fuertemente cuando una ola de aire frío chocó con su rostro, llevó sus manos, para intentar calentarlas con su aliento, pero era casi inútil.

Lo que aumentaba su furia era que en todo el día no lo había visto en la universidad y muy posiblemente cuando él llegara, ya sería muy tarde.

Soltó un fuerte suspiro molesto, cuando pasó por un pequeño parque desolado, los altos árboles desnudos por el agitado invierno, los juegos casi viejos, de los niños se encontraban cubiertos de nieve.

El castaño llegó hasta uno de los columpios más antiguo, haciendo que las cadenas empezaran a resonar, cerró lentamente sus ojos, viendo como poco a poco las imágenes llegaban a su mente.

Aquel primer día, en que off le llevaba a conocer su nuevo hogar, aquella primera noche en la que él quería hacer el amor con el moreno, pero el mayor se negó.

Gun salió corriendo del departamento casi sin amueblar, eran comienzos de otoño y el viento soplaba con fuerza sobre su delgado cuerpo, que por la prisa se olvidó de tomar su casaca.

Llegó a aquel mismo parque y se sentó en aquel columpio, alejado de los demás juegos, escondió su rostro entre sus delicadas manos, intentando en vano disminuir sus lamentos, pero las lágrimas salían con demasiada prisa, mientras que sus murmullos empezaron a hacerse irrecorregibles, obligándole a respirar entrecortadamente.

Sintió un suave peso sobre sus hombros, calentándole los huesos, pudo ver las zapatillas negras del moreno y vió como sus rodillas caían al frente suyo.

-mírame, bebé. -La delicada caricia sobre su helado rostro, se sintió de maravilla, pero aún así no mostraba sus ojos miel. -No es que no quiera hacerlo, amor mío. Es lo que más deseo de todo esto, tenerte entre mis brazos, protegiéndote de todo, escuchar como gimes mí nombre, ver esos hermosos ojos miel brillar de lujuria, tu cuerpo cubierto de sudor debajo del mío. Tus delgadas piernas rodeando mi cintura, mientras te penetro con fuerza, mientras con suma delicadeza acaricio tu espalda, dejándote marcas en tu cuello y en todo tu hermoso cuerpo, para que todos esos jóvenes sepan que tú eres solo mío.

Había pasado unos minutos desde que el doncel había dejado de llorar, y ahora solo escondía su rostro sumamente sonrojado entre sus manos. Off sonrió al ver las orejas del doncel cubiertas por una capa de enrojecimiento.

Se acercó lentamente, sin apenas tocarlo, llevo sus labios al oído del menor. -¿Te has imaginado todo ésto, mi pequeño?

El menor pudo escuchar el sonido que él mismo hizo al tragar su propia saliva, lentamente asintió, su respiración se había hecho más fuerte.

-Pero aunque yo deseo hacerte todo esto, deseo que tu primera vez sea especial. -gun pudo sentir como la sexy voz de off, se hizo tan sutil y delicada, dejando que el aliento recorriera su oreja, causándole un pequeño espasmo.

Eres mío papii •Off-Gun•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora