44. Walk carefully

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CAMINA CON CUIDADO

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—¡No te alejes de mí!

Emma regresó en sí, y se percató de que estaba junto a Harry, corriendo.

Estaban al final del pasillo número noventa y siete; Harry torció a la derecha y salió corriendo a toda junto a Emma a toda velocidad mientras oían pasos a su espalda y la voz de Hermione, que apremiaba a Neville. Delante de Harry y Emma, la puerta por la que habían
entrado estaba entreabierta, y veían la centelleante luz de la campana de cristal.

Agarrando con fuerza la profecía en una mano y sosteniendo a la castaña con la otra, pasaron disparados por el umbral y esperaron a que sus compañeros también lo cruzaran antes de cerrar.

—¡Fermaportus! —gritó Hermione casi sin aliento, y la puerta se selló y produjo
un extraño ruido de succión.

—¿Y los… demás? —preguntó Emma, jadeante y temblorosa.

Creía que Ron, Luna y Ginny iban delante de ellos, y que estarían esperándolos en aquella habitación, pero allí no había nadie.

—¡Deben de haberse equivocado de camino! —susurró Hermione con el terror reflejado en la cara.

—¡Escuchen! —exclamó Neville.

Detrás de la puerta que acababan de sellar se oían gritos y pasos; Emma pegó una oreja para escuchar, y oyó que Lucius Malfoy gritaba:

—Dejen a Nott, ¡he dicho que lo dejen! Sus heridas no serán nada para el Señor
Tenebroso comparadas con perder esa profecía. ¡Jugson, ven aquí, tenemos que
organizarnos! Iremos por parejas y haremos un registro, y no lo olviden: no hagan daño a Potter o a Walk hasta que tengamos la profecía, pero a los demás pueden matarlos si es necesario. ¡Bellatrix, Rodolphus, vayan por la izquierda! ¡Crabbe, Rabastan, por la
derecha! ¡Jugson, Dolohov, por esa puerta de ahí enfrente! ¡Macnair y Avery, por aquí! ¡Rookwood, por allí! ¡Mulciber, ven conmigo!

—¿Qué hacemos? —le preguntó Hermione a Harry temblando de pies a cabeza.

—Bueno, lo que no vamos a hacer es quedarnos aquí plantados esperando a que nos encuentren —contestó Harry—. Alejémonos de esta puerta.

Corrieron procurando no hacer ruido, pasaron junto a la brillante campana de
cristal que contenía el pequeño huevo que se abría y se volvía a cerrar, y se dirigieron hacia la puerta del fondo que conducía a la sala circular. Cuando casi habían llegado, Emma oyó que algo grande y pesado chocaba contra la puerta que Hermione había sellado mediante un encantamiento.

—¡Aparta! —dijo una áspera voz—. ¡Alohomora!

La puerta se abrió y Emma, Harry, Hermione y Neville se escondieron debajo de unas mesas. Enseguida vieron acercarse el dobladillo de las túnicas de dos mortífagos que caminaban deprisa.

—Quizá hayan salido al vestíbulo —dijo la voz áspera.

—Mira debajo de las mesas —sugirió otra voz.

Emma observó que los mortífagos doblaban las rodillas, así que con cuidado sacó la varita de debajo de la mesa y gritó:

—¡DESMAIUS!

Un haz de luz roja dio contra el mortífago que tenía más cerca; éste cayó hacia atrás, chocó contra un reloj de pie y lo derribó. El segundo mortífago, sin embargo, se había apartado de un salto para esquivar el hechizo de Emma y apuntaba con su varita a Hermione, que salía arrastrándose de debajo de la mesa para poder apuntar mejor.

Emma y la Orden del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora