Dirty feelings

Bienvenido a Londres, Alex !

Capitulo 4:

Alex

Mi nombre es Alex Turner.

Tengo 28 años, mi cumpleaños es el 6 de enero y tal vez sepas quién soy desde que mencioné mi nombre, así qué, mencionar a que me dedico esta demás. Si, soy una estrella de rock (solo para conocimiento de quién no me conoce). Soy la estrella de Arctic Monkeys, para ser exactos.

Hoy es 6 de febrero, estoy apunto de salir a dar un concierto en Nueva York y no dejo de pensar en ella.

¿Estás list@ para leerme?

¡Aquí voy!

Tengo que aclarar, que soy muy malo para recordar las fechas, apenas sé el día en el que estoy viviendo hoy, pero ese día lo recuerdo tan bien.

6 de octubre del 2014.

Llegué a Londres por la mañana, desde Sheffield, mi lugar de nacimiento, pase una temporada en aquellos rincones que me vieron crecer, con mi familia.

Ese día tenía que reunirme con los chicos de la banda para los ensayos finales del show de aniversario que sería en dos días, en el hotel.

Llegue taaaaan a tiempo a Londres, que lo dedique a un delicioso desayuno que encontré por el camino, no contaba que llegando al hotel el paso sería imposible, estaba lleno de fans que esperaban fuera de él, con la esperanza de poder encontrarnos, tomar su foto y hacer lo que las fans hacen normalmente.

-¡Bienvenido a Londres querido Alex!

Me mire en el retrovisor y vi que el coche de atrás saldría de su cajón y quedaría libre, para mí. Me hice de reversa rápidamente, derrape y entre al espacio de forma tan perfecta. Tengo que admitir que manejo muy bien. Quedé en el espacio perfecto para llegar al hotel sin que alguien pueda reconocerme. Baje de mi Cadillac negro, saque mi guitarra de la cajuela y camine hacia la entrada trasera del hotel.

Iba a encender un cigarrillo y me di cuenta de que mi encendedor lo deje en el auto así que regresé.

Mi celular vibro con un mensaje de Jessy, mi ex, casualmente está en la ciudad y quería verme.

Al momento de leer el mensaje, choqué con una chica, no me fijé que venía corriendo frente a mi, y yo con el celular en la mano, me distraje. Me di cuenta que la chica se estrelló en la cajuela de una camioneta porque me gritó algo que no puse atención, en ese momento reaccione y logré ver completa a aquella mujer que sea veía algo enojada. ¡Fue sin querer, lo juro!

Pero que chica tan imponente y hermosa acabo de encontrar.

No me dio tiempo de pronunciar alguna disculpa, pues se hecho a correr con lo que parecían unas zapatillas de ballet en la mano derecha.

No pude evitar dejar de mirarla hasta que se perdió dentro del recinto frente al hotel.

Mirarla me alegro un poco el día.