Una medida desesperada. Eso será lo que hará que un acta matrimonial, una a Jeff Satur y Barcode Tannasit , dos seres de caracteres y vidas totalmente diferentes, que aprenderán a entenderse y amarse.
¿Será su vida en común un total infierno o halla...
Jeff estaba desolado, ya que al parecer nada de lo que hacía estaba funcionando con su esposo.
Este había usado el tratarle con cariño y amabilidad pero no había logrado nada, tampoco con la comprensión había avanzado y mucho menos, lo había hecho con las falsas amenazas y advertencias de hacer daño a otros.
A pesar de estar preocupado por su alumno, Barcode no se doblegó y mucho menos lo hizo en cuanto supo que había sido un farol pues siguió en sus trece de ser un omega rebelde.
El moreno optó por no hablar, ni mirar a la cara de su esposo, por lo que al joven alfa se le estaban acabando las esperanzas de lograr algún día ser felices juntos.
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Muy arrepentido por lo sucedido la noche de autos, el desesperado Jeff, optó por hacerle un lindo obsequio aconsejado por sus amigos, así que fue a la joyería y le compró una hermosa pulsera.
Esa tarde, esperó pacientemente a que Barcode llegase a casa y en cuanto lo vio entrar en la habitación se le acercó y le mostró la caja.
...-¿Qué es eso?-preguntó el moreno con desgana
-Es para ti. Es una disculpa por lo sucedido. Lo siento, perdóname.
-No lo quiero y no, no te perdono.
El joven alfa entonces lo miró con mucho dolor.
-Por favor, cariño, no seas así. Entiende que todo esto lo hago por nosotros, porque quiero que seamos dichosos el uno con el otro.
El omega chasqueó la lengua y lo miró fijamente.
-Yo solo seré feliz cuando me dejes libre...¡Ya te he dicho que odio estar aquí y también te odio a ti!- gritó cogiendo la caja y lanzándola al suelo.
Jeff suspiró cabizbajo y guardando su orgullo de alfa, se arrodilló y apeló a su último intento, la súplica.
-Por favor, cariño no seas así de cruel. Yo te amo y no puedo perderte. Si te alejo me moriré sin ti. Eres mi destinado. Por favor, aceptalo de una vez....por favor, Code...por favor cariño
El omega lo miró y aunque se sorprendió pues nunca creyó que un alfa pudiera hacer eso ante un omega, se mostró impasible.
Eso hizo que el apenado alfa rompiera a llorar y tras levantarse sin apenas fuerzas, se dio la media vuelta y salió de la habitación para ya no regresó en toda la noche.
Este, tremendamente abatido se encerró en el estudio de su padre, el cual estaba de viaje y se pasó otra noche más, bebiendo hasta caer inconsciente.
A la mañana siguiente, Barcode se levantó y se fue a la Universidad solo, luego de que la doncella le dijese dónde estaba su esposo y este fuese a comprobarlo por sí mismo.
Ver a Jeff tirado en el sofá del estudio durmiendo la borrachera, le hizo sentir algo de culpa, así que decidió recoger la caja del suelo y abrirla.
Este se encontró una pulsera en su interior y tras chasquear la lengua con desgana, decidió ponerla en su muñeca pues al fin y al cabo el alfa se la había comprado para él y no era nada fea.
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A la hora de comer, Sam, un compañero beta al que el omega había ayudado en varias ocasiones con los estudios, quiso agraderle invitándole a comer fuera del campus.
Barcode creyó que su esposo ya no iría al campus ese día, por lo tanto no tendría que esperarle para comer, así que aceptó con gusto.
Ambos se subieron a la escalera mecánica y entre risas y complicidad pusieron rumbo a la salida del edificio, entonces el beta vio al joven alfa a lo lejos y decidió mostrar su agradecimiento de otro modo, así que se inclinó y besó la mejilla de Barcode.
-Oops, ¿Por qué has hecho eso?
El beta se encogió de hombros, mientras veía como un Jeff furioso caminaba hacia ellos.
