• Dejó la toalla a un lado de la mía, esta vez el agua estaba más fría que el día anterior y me costó más entrar. Finalmente entré y me quedé unos instantes disfrutando del contacto del frío elemento en contacto con mi piel. El agua me cubría hasta el cuello. Él había entrado decididamente y estaba haciendo largos no muy lejos de mí. De pronto noté algo que me cogía por la pierna y tiraba hacia abajo, era Cesar que me quería dar un susto. No me llegó a hundir, pero sí a asustar; de repente dos fuertes brazos me cogieron por detrás y me levantaron para tirarme un poco más cerca de la orilla, era como un pelele entre sus manos; intenté correr, pero me alcanzó enseguida. Reímos y jugamos así durante unos minutos más hasta que acabamos abrazados y cansados. Bajo el agua notaba como su polla crecía al contacto de mi bañador, finalmente nos besamos loca y apasionadamente. Hizo que le rodeara la cintura con mis piernas y me sacó del agua, me tendió en la toalla y continuó besándome. Empezó a lamerme todo el cuerpo, deteniéndose en los pezones, primero me chupaba y mordisqueaba uno y con una mano me acariciaba el otro y después repetía la misma operación, pero en el otro, eso me excitaba y sabía que no podría resistir mucho tiempo, me hizo deleitarme en el contacto de su lengua contra mis pezones, erectos y duros. Una vez me los hubo masajeado suficiente y de haberme dejado completamente excitada continúo lamiendo mi vientre, mi ombligo, cuando llegó al bañador se detuvo y me miró con aire interrogativo; yo deseaba más, deseaba tenerle dentro, todo él y le coloqué la mano sobre el elástico que lo sujetaba y comenzó a bajarla hasta que quedamos los dos completamente desnudos sobre la toalla. Comenzó entonces comenzó a masajearme con el dedo el clítoris ya duro, poco a poco fue llegando a los labios mayores..., después a los menores...... y por último su lengua rozó mi inflamado sexo. En aquel punto lancé un leve gemido de placer, a lo que él respondió con un aumento en la velocidad de la lengua. Estaba a punto de correrme y de llegar al orgasmo, pero cuando parecía que este iba estallar, bajaba el ritmo nuevamente; no quería que la diversión durara poco, él sabía cómo tratar a una mujer. Con una mirada caritativa le pedí que no me dejara así, eso era demasiado, a lo que me respondió “n te reocupes esto no termina aquí". Yo ya no sabía qué hacer, deseaba más que nunca tener su ene enterrado en mi vagina, eso era una tortura. En un instante de lucidez decidí un contra ataque, le agarré del pelo y tiré de él hasta tumbarle boca arriba; le aprisioné las manos y me senté en su regazo ya su pene estaba erecto y listo para la acción. Comencé masajeándole el pecho, deshaciendo los rizos de este entre mis dedos, arañando con mis uñas levemente, todo lo cual le excitó, continúe masajeándole el abdomen, pasando una y otra vez mi húmedo coño sobre él. De sus caderas provenían fuertes envestidas que pedían a gritos una pausa en aquella tortura, empezó entonces a soltar gemidos profundos estuve así durante unos instantes, casi le hago correrse, pero por suerte paré justo a tiempo. Pensaba que las cosas serían así de fácil, que ilusa era, de un momento a otro nos giró teniendo nuevamente el control y calló sobre mi como un puma sobre su presa. "Ahora te tengo yo”, me tumbó boca arriba y me levantó las piernas hasta enganchárselas en los hombros, me puso su toalla bajo mi espalda para que no sufriera tanto la postura, ¿“quieres que te haga un oral?, asentí frenéticamente,” pues te vas a enterar". Su lengua comenzó a hacer fuertes envestidas contra mi vagina, como queriendo imitar una polla, pero aquello sobrepasaba mis expectativas, aquello era mejor, me hizo sufrir, me hizo sufrir largo rato, pasándome su vigorosa lengua una y otra vez por el clítoris inflamado. Su polla golpeaba contra mi espalda dura como un mástil, lo cual me hacía excitarme más. Ya no lo aguantaba más le pedí que parara, iba a reventar si seguía haciéndome eso, pero no paró, continuó, cada vez más aprisa hasta que me hizo llegar al orgasmo, todo mi cuerpo se estremecía, él seguía aporreando una y otra vez con su lengua mi clítoris; aquello me empezaba a doler, pero a la vez me excitaba cada vez más.
Hasta tres orgasmos seguidos tuve después de ese, creía haber muerto y haber ido al paraíso. Cuando ya estaba agotada por los sucesivos éxtasis me dejó reposar unos instantes. Le señalé que esperara unos instantes, mientras recuperaba fuerzas, ahora deseaba que me llenara, que metiera su polla en mi coño; mientras yo me decidía me comenzó a dar leves besitos en los pechos y en el vientre, yo le acariciaba el pelo, enredando mis dedos entre sus largos cabellos; deseando tenerlo dentro
-Tienes condones?
-Sabía que esto podía ocurrir, así que traje uno en el bolsillo que tengo en mi toalla
-Pues a qué esperas
Me levantó entonces y me bajó las piernas, me quitó la toalla de debajo de la espalda y sacó el condón. Se lo puso fácilmente y se colocó sobre mí. Me abrió muy despacio las piernas, deteniéndose en acariciarme a cada milímetro. Yo ya estaba recuperada, al menos en parte, de repente comencé a notar la punta de su polla en mi vagina. "Espera" le dije "ponte debajo de mí, yo te deleitare ahora" concluí. Se tumbó en la toalla, boca arriba, mientras yo sentada a horcajadas en su vientre comenzaba a masajearle el pene; tan pronto como comenzó a gemir me di la vuelta para verle la cara y situé mi vagina sobre la punta de su glande,
sonrosado, y ahora pálido por el condón. La rozaba; eso era como una tortura, pero que a la vez incita a la excitación, " baja ya" le oía decir entre gemido y gemido, hasta que ya no se pudo contener, me agarró por los brazos y de una embestida, fuerte, penetrante, me introdujo toda su polla. Aquello fue el éxtasis total, se deleitaba en hacer el amor, no en el puro sexo, era un profesional; duras embestidas se seguían de leves envites y viceversa, hasta que tras una serie de largas, potentes y rápidas embestidas nos llegaron el orgasmo a los dos, nuestras respiraciones, al unísono, repiqueteaban en nuestros oídos, nuestros corazones palpitaban casi a la par, bombeando la sangre hasta nuestros cerebros para recuperar el sentido, perdido hacía ya varios minutos. Nos quedamos tumbados en la toalla, cubriéndonos con la otra, el uno abrazado al otro. Yo estaba muy cansada, habían sido demasiadas emociones por una noche.
-Creo que he llegado al límite de mis fuerzas, estoy agotada, no puedo ni moverme.
-Quieres que te lleve a tu cama?
-No estaría mal
Dicho esto, se levantó se puso el bañador, que apenas le servía para cubrir la erección y me cubrió con la toalla, cogí mis cosas y agarré la otra toalla; me llevó cargada hasta la casa y me ayudó a subir la escalera, él también estaba algo cansado.
-Quédate conmigo
-No creo que deba...
-Después de lo de esta noche qué importa, además, creo que ahora me toca a mí satisfacer tus deseos, y aquí tengo preservativos...
Se lo pensó unos instantes, ¿” por qué no?"
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Relatos!!🔥🔥
Cerita Pendektodos somos el manicomio perfecto de alguien que ama la locura