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Ser novia de Mikey siempre fue divertido, caótico y estaba lleno de momentos inesperados, él era como un niño en cuerpo de un adolescente, o al menos así fue durante toda nuestra adolescencia

Pero habían pasado muchos años desde ese momento y las cosas habían cambiado, yo había logrado mi diploma, había acabado mi carrera universitaria y por fin podía centrarme en lo que realmente me gustaba, diseñar

Con mi título en mano de diseñadora gráfica, lo primero que hice fue postularme en muchos lugares para trabajar, lugares en los que me daban puestos muy básicos y que no me permitían diseñar abiertamente y mucho menos crecer profesionalmente, por lo cual, con la ayuda de Mitsuya y de Mikey que siempre me apoyaba y contenía en todo, pude abrir mi propio negocio

Desde hacia un tiempo que trabajaba independientemente, comencé con trabajos sencillos para personas cercanas a mí, diseñé el nuevo logo del taller de Mikey y Draken, el del restaurante de los Kawata y de varios conocidos más, debía admitir que no fue fácil, pero con mucho trabajo y esfuerzo había logrado que mi trabajo fuera siendo conocido y apreciado, algo en lo que Mitsuya me ayudó, él había ganado mucho reconocimiento en el ambiente de la moda, se codeaba con muchas modelos y diseñadores conocidos, así que cuando él me pidió que diseñara la publicidad para su nueva colección, fue un gran paso

Gracias a ese pedido conseguí muchísimos más trabajos, tantos que incluso a veces terminaba estresada por la carga que llevaba, era yo sola en un negocio que iba creciendo día a día y que si quería que siguiera haciéndolo, tendría que conseguir otros diseñadores y delegar trabajos, tendría que formar mi propio equipo, pero me daba mucho miedo, ese era un paso gigante y la responsabilidad que ello llevaba me estresaba bastante

El taller de Mikey y Draken había crecido mucho, tanto que incluso habían terminado comprando el negocio que se encontraba junto al nuestro, agrandando el taller y agregando una sección de ventas de motocicletas

Claro que les iba increíble, ambos sabían lo que hacían, aparte, todas las pandillas traían sus motocicletas a arreglarlas, no importaba cuanto se odiaran entre ellos, si gente de pandillas enemigas se cruzaban en la tienda simplemente se ignoraban, Mikey y Draken habían convertido ese lugar en una zona neutral, nadie podía pelear ni en la tienda ni en nuestra calle, y si alguien se atrevía a hacerlo terminaba en el suelo inconsciente, porque mi lindo novio podría haber dejado las pandillas, pero eso no significaba que era un santo, si veía alguna injusticia por la calle o a alguien abusando de su poder, siempre intervenía, incluso si eso podría terminar dándole problemas

Habían pasado ocho años desde que Mikey me había pedido ser su novia y aún ambos seguíamos viviendo en ese departamento, compartiendo nuestros días, ya sean buenos o malos, pero siempre estábamos el uno para el otro, y aún después de esos años, nos amábamos incondicionalmente

Me estiré en la silla del escritorio que habíamos puesto en un rincón de la sala para que yo pudiera trabajar tranquila y miré la hora al notar que ya no entraba luz por la ventana que estaba a mi lado

¡Mierda!- le levanté rápidamente al ver que eran las siete de la tarde- la cena, la maldita cena

Corrí hacia la cocina en busca de que podía preparar y encendí el reproductor de música que teníamos en la pequeña isla que separaba la cocina de la sala, llenando el lugar con música movida

"Bachata" no me desagradaba ese estilo de música, aunque jamás había pensado en bailarlo hasta que a Emma se le había ocurrido asistir a clases de parejas con Draken, y de alguna manera que aún no comprendo, tanto Mikey como yo terminamos siendo arrastrados a eso también

| Colors | Manjiro "Mikey" Sano | +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora