—¡Armando! ¡Vamos! La cita es en 20 minutos. —Gritó Marcela desde la sala, mientras miraba su reloj.
—Cálmate, Marcela. Todavía hay tiempo, sólo necesito recoger algunas cosas, porque después de ir allí contigo, tendré que irme con el abogado.
— De acuerdo, sólo sé rápido. —Pidió, consultando una vez más su reloj. Ahora tenían diecinueve minutos.
—Estás muy ansiosa, ¿verdad?
—Sí, y no puedes decir nada porque tú también estás. ¿Debo recordarte que anoche no me dejaste dormir?
—Es imposible no estar. —A Marcela le hizo bastante gracia que Armando se emocionara tanto como ella, al fin y al cabo, nunca se había imaginado que él fuera así. —¿Nos vamos? —Preguntó, apareciendo por fin en la habitación con la carpeta que necesitaba en la mano y las llaves del coche.
—Vamos.
—¿No te olvidas de nada? —Preguntó Armando al verla dirigirse al ascensor con las manos vacías. —Tus exámenes, Marcela. —Dijo cogiendo los papeles y alcanzándolos.
—Ah, es verdad, si no me lo hubieras recordado se me habría olvidado. Gracias, amor.
Marcela estaba más ansiosa que nunca. Por fin sabría si iba a tener un niño o una niña y no tenía ninguna preferencia, pero quería saberlo pronto para empezar a organizar mejor las cosas. Tenía una idea perfecta de cómo quería la habitación, había hecho una lista de nombres y tenía revistas de decoración, como las de su boda.
Pensando en su boda, ésta era una idea que se había perdido entre las demás. Ni siquiera habían tocado el tema desde que habían retomado su relación, y Marcela ni siquiera se imaginaba volver a hablar de eso por un tiempo, después de todo, por lo que recordaba, Armando ni siquiera había querido realmente casarse y una de las cosas que ella había prometido no volver a hacer, era imponerle sus voluntades, así que, el tema del matrimonio quedaría olvidado entre tantos otros que tenían pendientes.
Anoche, ella y Armando hablaron y debido a la situación crítica de la empresa, no sólo hablando del estado financiero sino también de los desacuerdos, él terminó convenciéndola de que bajara un poco el ritmo y se concentrara más en el bebé cuando llegara la etapa final del embarazo, que aún estaba un poco lejos pero llegaría en unos meses. Así que durante los dos meses siguientes, Marcela intentaría no dejar ningún trabajo pendiente y acostumbrarse a trabajar en su despacho del departamento.
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Las consultas con la Dra. Lucia siempre fueron buenas, ella era paciente y solía responder a todas las dudas que Marcela tenía con mucha claridad y también la tranquilizaba mucho. Después de conversar un poco en el consultorio y de que Marcela entregara algunos exámenes que le había solicitado la doctora en consulta el mes anterior, les había explicado algunas cosas más que debían saber sobre el nuevo trimestre que Marcela iniciaba y pronto se dirigió a la otra habitación.
Allí, en la camilla de la ecografía con Armando a su lado, pudieron ver de nuevo al bebé y oír de nuevo su corazón, no sabían por qué, pero aquel parecía ser el mejor sonido del mundo.
—¿Ansiosos? —Preguntó la doctora, dispuesta a seguir para la mejor parte.
—¡Mucho! —Respondieron casi al unísono.
—El bebé está bien formado, lo que facilita ver lo que es. ¿Ves esto?
—Sí.
—Pero no sabemos cómo interpretarlo. —Dijo Armando sin entender nada de lo que allí había.
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Un cambio inesperado
FanfictionMarcela y Armando no eran una pareja tan armoniosa y estable como las demás, y cuando creían que su relación había terminado, reciben una noticia inesperada. Algo que no podían imaginar que sucediera ahora, capaz de cambiar no sólo a ambos, sino tam...