Capítulo 3

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Claude estaba de un humor más frío que de costumbre. Prácticamente ignoraba todo a su alrededor, desde el té frío en la mesilla hasta a su hija sentada frente a el.  Lo único a tomar consideración era una simple flor rosada.
Parecía demasiado importante por como Claude la miraba fijamente y de vez en cuando la giraba, en busca de algo que Athanasia no comprendía.

Miro de reojo a Lili y Félix pero solo la mirada preocupada de su nana le dio algo de consuelo. Félix se notaba distraído y serio, no miraba a ningún lado en especial, parecía evitar mirar hacia ellos por alguna razón.

— Papá. — Athanasia llamó con verdadera preocupación. — ¿Estás bien?

Soltó la pregunta. Fue ignorada.

Los brillantes labios rosados temblaron ante la indiferencia de su padre. Algo estába mal y no parecía querer compartir nada.

Un leve movimiento de cabeza y el emperador le prestó algo de atención. Athanasia tembló ante la mirada helada.

— H-hoy hace un buen dia. — comenzó con una sonrisa nerviosa. —  Pensaba que podríamos salir de paseó por el lago o caminar por el jardín un rato. — trató de obtener una respuesta pero nada cambio. También...

Claude bajo la mirada hasta la flor y frunció el ceño. El dolor de cabeza regresaba con intensidad al escuchar las palabras sin sentido de su hija. Cerro sus ojos por un momento para calmarse.

— El debut está muy cerca de realizarse y ...quería. — murmuró. — saber si padre podría acompañarme.

El emperador suspiro agotado.

— Lilian York, lleva a la princesa a su palacio. — ordenó sin mirar a su hija. — Félix, llámalo.

Ambos se inclinaron y respondieron una afirmativa al unison.

Athanasia contempló el como su padre se levantaba con flor en mano y se retiraba antes de poder detenerlo.
Bajo la mirada sintió las lágrimas picar y el nudo en su garganta.

Su fiel cuidadora se acercó y la rodeo en un abrazo, murmurando palabras de ánimo. Trato de que el pelirrojo de igual forma se acercara a la princesa pero no parecía siquiera considerar acercarse.
Las miraba con una expresión poco habitual en el. Lili se sorprendió un poco. No trato de forzar algo más.

Félix se retiró con una inclinación.

— V-vamos, princesa. Por favor. — susurro.

La rubia apretó los párpados para evitar las lágrimas y asintió, triste.
Ambas partieron rumbo a la salida.

"¿Qué demonios sucede con Claude? "
Mordió su labio pensativa. Una idea llegó hasta su cabeza de forma brusca lo cual hizo que parara su andar.

"Quizás... ¿Conoció a Jennette?"

No se había descuidado, su padre jamás salía del palacio a no ser por cuestiones meramente necesarias y el nunca demostró un interés en alguien cercano a Jennette, es más, parecía odiar a los únicos que conocían la existencia de la protagonista.

Pero había mandado a llamar a alguien.

"Su padre podía matarla si perdía su atención."

— Lili, llama a Félix en cuanto ponga un pie en el palacio.

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Félix apresuró su paso por los desiertos pasillos del palacio.
Los nervios comían cada parte de su cuerpo. Había llegado tarde y no trajo consigo a Eliz.

Seductor de corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora