Un anillo...

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< Tic... Tac... Tic... Tac... >

El suave sonido del reloj de la habitación más alejada de toda la casa abundaba por completo el cuarto, el único chico presente allí llevo su mirar hacía el artefacto percatándose de la hora cual indicaba.

Tan solo faltaba unas horas para lo que sería su noche de caza... O bueno... Así solía llamarlo él en forma de broma... Cuál cabe mencionar que su familia aborrecía. 

Cada año algunas familias del pueblo solían asistir a la morada de la familia Lennox, como ya era costumbre, cada 13 de Febrero el hijo mayor de aquella casa tendría que arreglarse y mantener una imagen más agradable de lo usual, ya que en aquel día esté debería cumplir el clásico cliché de libros...

¿Lo has adivinado ya?

Aquel joven de cabello castaño tendría que poder elegir a una de las damas para pasar el día siguiente con ella... Sí, pasar el día de los enamorados con una chica completamente desconocida y que en cual no estaba interesado en conocer.

Cada año lo mismo...

Alexander Lennox, el hijo mayor y el que solía ser etiquetado como el miembro más atractivo de la familia o que incluso estaba entre los jóvenes más guapos del pueblo... Sí, se había realizado un ranking en el pueblo catalogando a cada varón para aquella estupidez.

Él chico nunca le había encontrado tan siquiera una pizca de sentido a aquella ceremonia, la aborrecía por completo e intentaba que aquel día no fuese más que uno más de su día a día, le brindaba realmente poca relevancia al asunto... Supongo que ello era lo que le distinguía con aquellos clásicos hombres de cuentos. Para él, aquellos chicos de cuentos siempre demostraban mínimo una figura agradable ante una escena como está, y él no podía aborrecer más ello...

¿Realmente había gente a cual le gustasen tales libros? ¿Realmente había gente esperando poder vivir un encuentro de amor como en los libros?

Bueno, él lo vivía seguido y no como a él le gustaría, no deseaba aquella ceremonia ni encontrar el amor entre una gran cantidad de mujeres, tampoco le gustaba el hecho de que las chicas se prestarán para esto...

Pero sabía bien que demostrar realmente su forma de pensar solo le traería problemas, aprendió bien desde los 15 años que ir contra está ceremonia no sería más que unos buenos días de charlas, y si la suerte no le acompañaba, le mandarían unos días más con la chica cual él escogiera.

En una ocasión por su terquedad y no desear demostrar agrado con el asunto, tuvo que pasar días y noches con la dama... Y tan solo imagínatelo, estar varios días seguidos con una chica desconocida, no conoces sus gustos, sus problemas, su forma de pensar o creencias; En aquella ocasión a los pocos días intentaron convencerle para unirse a una secta, le desearon dar algo de beber que digamos no mantenía una buena pinta...

Desde aquella vez aprendió que cuantos más días pasara, solo más peligro le brindaba... Y que también a veces las mujeres son raras... 

El chico castaño se acerco a la ventana de aquel cuarto, su mirada se mantenía concentrada en el exterior notando como era aquella noche; Una noche oscura que era suavemente iluminada con la luz de la luna y la gran ola de estrellas que le acompañaba.

∟Luna... ¿Cuándo será la noche en cual me ayudes? ¿Será que algún día todo esto cambiará? ...

Un suspiro había escapado de sus labios y es que no es la primera vez que le pedía a la luna un cambio, cada vez que la luna ilumina aquel 13 de Febrero, él le hablaba a ella, era está la que cada año en la misma fecha le escuchaba cada queja que esbozaba, solo a ella le compartía cada pensamiento sobre esto y esperaba que de alguna forma ella pudiera cambiar el trascurso de cada noche... Sí, algo estúpido quizás, pero era lo que él siempre hacía. 

Storie d'amore...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora