Capítulo 4

301 50 1
                                    


Adele Steve.

Regresamos a ese punto en el que estuve hace tan solo unas tres semanas, todos los recuerdos sepultados surgen nuevamente arrasando conmigo, aunque no es tan repentino como la otra vez, ahora desde un inicio sé que son, pero ya no están las puertas que se encargan de guiarme por cada recuerdo, solo entro y salgo de ellos, es como un torbellino y solo puedo pasar por ellos a medida que regresan.

Siento mi cuerpo doler mientras me recuesto de la pared, me suda la frente y todo me da vueltas, no sé qué tanto dure, pensé que esta vez sería diferente, pensé que dolería menos que la vez anterior, pero es todo lo contrario, duele más, mi abdomen se contrae y mi piel se vuelve más pálida con cada segundo que pasa dando un aspecto poco natural, tuve que recogerme el pelo por los vómitos repentinos, no quería que toda esa viscosidad se quedara en mí.

Siento otra arcada, pero nada sale, pero lo siento, siento como no solo afecta mi mente, afecta todo mi cuerpo, es como si lo poco que quedara se adhiere a mí. El dolor es tan insoportable que se dificulta ponerme de pie, pero cuando lo logro me asusto un poco, no por mi aspecto, sé que luciré horrible, pero por mi nariz se desliza una línea de sangre, por ambos orificios, también mis oídos sangran un poco.

Mierda, esto se pone cada vez peor, tengo cuatro días en los que estoy así, pero Spencer se niega a darme algo para detenerlo, según él, necesita que expulse el suero, así podre recordar y darle la información que requiere, no sé si es estúpido o muy confiado, pero no pienso darle la información que quiere, sé que no matara a Christian, tampoco me matara a mí, no tiene con qué chantajearme.

Una fuerte punzada en la cabeza hace que tenga que sostenerla, lo hago lo más fuerte que puedo, pero aun así siento que mi cabeza se rompe en dos, comienzo a perder fuerza hasta caer al suelo inconsciente.

La ola de recuerdo me aborda haciendo que sea imposible concentrarme en uno específico, es una película a alta velocidad, todas las imágenes se reproducen muy rápido, pero luego se detiene, el dolor que antes que sentía cesa y me puedo concentrar en uno solo.

Unos ojos de diferentes colores están frente a mí, sin mucho esfuerzo puedo saber que es Spencer, él me da una sonrisa y me ayuda a levantarme.

El recuerdo es un poco diferente a los que acostumbraba, en vez de verlo todo desde una posición exterior, es como si todo sucediera de nuevo, estoy en mi cuerpo de hace años, pero a menos que no me vea en un espejo no puedo decir con exactitud lo cuantos años tengo, pero debe oscilar entre los ocho y once años.

La mano de Spencer toma la mía y caminamos, estamos en el parque del centro, no veo niños, pero está casi comenzando a oscurecer así que no es de extrañarse, la mano de Spencer en la mía es cálida y su toque es suave pero protector.

—¿Por qué si eres mi padre nunca estas? — cuestiono.

Spencer se detiene suspirando, pero me carga hasta estar en uno bancos donde nos podemos sentar, me deposita despacio y se sienta a mi lado, recuesto mi cabeza en su brazo, luego siento como me envuelve con sus brazos y me acaricia lentamente la cabeza.

—Porque nadie debe saberlo, ni siquiera tú— dice en un tono un poco neutro y apagado.

Quizá a esa edad no lo reconocí, pero a esta es inconfundible, su cuerpo esta rígido.

—Pero yo lo sé— digo alzando el rostro para verlo.

Su ojo izquierdo se cierra dejando ver un solo color, luego hace lo mismo con el otro ojo haciéndome reír.

ADELE {Libro II  y III} ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora