S T A Y.

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Es gracioso saber que tú seas el lastimado, pero yo soy la única que necesitaba ser salvada, es difícil saber cual de nosotros se está hundiendo.
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Esa misma tarde donde Rami le había dado los teléfonos, Sasha se había entusiasmado tanto que alquilo una habitación en un hotel de lujo y había pedido el jet privado de su padre para poder ir a Italia y visitar a la que en su momento fue su mejor amiga.


Nerviosa, con un dolor de estómago y con mucha valentía salió del hotel vestida con un traje verde esmeralda y una camisa rosa que resaltaba el color de piel avellana, sus ojos gris se veían más claro con el tono de su sombra nacarado, se había alaciado el cabello haciendose una coleta muy pulcra.

Pero su deseo no se le hiba a cumplir como lo había imaginado, su apellido era influyente en New York, pero un Italia.

En Italia era una completa enemiga de la nación y todo por por culpa de su padre.

La pobre Sasha estaba parada frente a la secretaria de Gerald con un enojo tan fuerte que le había amargado la boca.

-¿Al caso no sabes con quien estas tratando verdad?

La secretaria muy paciente no le dirigió la mirada y siguió tecleando y contestado teléfonos.

-No, no sé con quien estoy tratando. Pero espero que usted sepa que es a la hija del presidente con la que quiere tener una cita. No con su manicurista.

El mal momento que le estaban haciendo pasar le hicieron las mejillas rojas. Estaba furiosa.

-La hija del presidente.-Dijo entre dientes.-Digale que Sasha Malek esta aquí, no debe ser difícil llamarle oh enviarle el mensaje.

El apellido puso alerta a la secretaria y la observó con cautela para después llamar a seguridad.

-Tengo la estricta regla de no recibir mensajes, llamadas oh visitas de la familia Malek, por el bien mental de la señora Mars. Así que le voy a pedir que se retire.

-¿Mars? ¿Qué es esto? ¿Viernes se locos o que?.-Sasha se comenzó a reír, se plantó en el escritorio de la secretaria y con un tono demasiado autoritario le dijo.-No me voy a ir sin antes haber visto a Gerald.

Dijo Sasha en un tono amargo.

-Entonces no me deja otra opción que sacarla de aquí.

-A mi nadie me pone un dedo encima...

Y sin mas, Sasha se encontraba con el cabello despeinado y un botón de la blusa roto, el personal se seguridad la había sacado a la fuerza y por más que  gritaba el nombre de Gerald oh se desgarrara la garganta, era imposible pues más la alejaba de la puerta de su oficina y cada vez veía más lejos la oportunidad de reencontrarse con su amiga.

Así que se acomodo el cabello y camino a su auto para poner el gps y buscar una cafetería para pensar de que otro modo la contactaría.

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Y ahí estaba, tomando un café italiano con crema y miel, secándose las lágrimas discretamente, pensado que había sido una pésima idea haber ido sola. Tal vez si Nach estuviera con ella, las cosas serían diferentes.

Limpio un par de lágrimas que se le habían escapado y se arreglo la blusa con un seguro y se soltó el cabello para disimular la pelea que había tenido con un hombre de dos metros y corpulento.

Sentada en una silla frente a una mesa fuera de la cafetería, pensó que tal vez había sido mala idea de ir. Pero así era Sasha, impulsiva igual que su padre. Era más fácil arrancarle la cabeza antes de borrarle una idea.


Perdida en sus pensamientos y atenta a lo que sucedía a su alrededor, observó como una camioneta land rover discovery color blanca se estacionaba detrás de un carro que estaba a un par de metros de ella.


De la camioneta bajó una mujer de cabello rubio con destellos dorados y una diadema con piedras de colores, una falda escocesa burberry a la altura de su rodilla con una medias gucci transparente que le amoldaban muy bien a sus piernas y unos mocasines de plataforma con una cadena dorada y gruesa sobre el empeine del pie, una camisa blanca enfundada por un suéter negro que resaltaba el cuello perfectamente blanco y combinaba muy bien con su bolso hermes. Sasha se había quedado boquiabierta por aquella mujer.

Pero como no se hiba a ver perfecta, si es muy bien sabido que los europeos son de un gusto exquisito al momento de vestir.

Aunque el rostro de aquella mujer perfectamente maquillado se le hizo conocido, no la dejó de mirar, estaba hipnotizada.

Sus ojos se abrieron de la impresión al ver al hombre que había bajado detrás de ella, sólo así pudo reconocer a la femina que caminaba etérea a la cafetería.


Bruno se dio cuenta de que Sasha estaba sentada frente a ellos, sin pensarlo le hizo una señal a un auto que se había estacionado un par de metros lejos de ahí y bajaron dos
hombres para retirarla del lugar.

Sasha observó la acción de Bruno y se quedó pasmada, verlo embriagado de poder, pidiendo protección para Gerald a diestra y siniestra como si fuera el diamante más caro que pudo obtener.

Los tirones habían comenzado una vez más, las personas que pasaban por ahí iban de largo ya que al ser una zona muy prestigiosa no se les hacía extraño que fuera algún ladrón oh paparazzi que se hacía pasar por alguien de élite.


Gerald ajena a la situación ya que era el pan de cada día, quito su guante derecho que le cubría su mano y resplandecío un anillo tiffany, al tomar el picaporte Sasha vio que era su última oportunidad y con todo el coraje que pudo grito el nombre de ella.

-¡Gerald!.-Tomo aire una vez MÁS quitándose la mano del guardia que le cubría medio rostro .-¡Gerald soy yo! ¡SASHA!.


Í D I L I C O. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora