Best Friend -Conan Gray

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La escuela no es mi lugar favorito, ni de lejos, pero tampoco está mal del todo; yo soy un chico raro, me gusta aprender, todas las asignaturas me parecen interesantes y necesarias a su manera, lo que no me gusta es la forma en la que se imparten, deberían hacer clases mucho más didácticas y calificarnos por participación y trabajos, no tareas y exámenes aburridos, al final, memorizar no nos sirve de nada pues siempre vamos a tener algo a nuestro alcance que nos de esa información, como internet o algún libro viejo, los trabajos son una forma de interpretarlo y ponerlo en práctica, mucho mejor.

Bueno, eso no quita que la escuela y nuestro querido sistema educativo no me gusten. Al final era una pérdida de tiempo. Hablaba con mis amigos, sí, y me reía de vez en cuando pero vaya, aparte de eso... ¡bueno!, mentira, es el mejor lugar, retiro lo dicho. En el colegio no veía a Abel, felicidad absoluta.

Por lo menos hasta ahora, creo que el caigo mal al destino o yo que sé, debo haber hecho algo muy malo en mi vida pasada para tener esta suerte.

La profesora de física (no se me su nombre) entro con su característica cara de amargada, la alegría de la huerta es, no sé ni porque da clase. Y detrás de ella entro mi pesadilla andante. Abel.

-Tienes que estar de puta coña –Creo que hable un poquiiito más alto de lo debido.

-¡Arias! –Me grito, tan simpática como siempre –Controla ese lenguaje, sabes que, tú te encargaras, así aprendes a comportarte en un aula.

Pensaba que se trataba de alguna tarea aburrida pero vamos, hubiera deseado que fuera eso mejor que lo otro.

-A Abel le quedo física y química de tercero, y necesita un tutor, cualquiera de vosotros puede ayudarlo, no quiero meterle más presión a los niños.

-¿Y a nosotros sí? –Una misteriosa voz del fondo grito sin reparo.

-Da gracias que Mateo se te ha adelantado, cariño.

Cambio a mi compañera de lugar para que Abel se pudiera sentar conmigo, ahora tenía que atender, o por lo menos terminar mis tareas y a demás explicarle todo el tema de tercero al gilipollas. ¿Pero este no está en bachiller ya?, no hice preguntas y le pedí que empezara a trabajar y me hablara si era estrictamente necesario, lo que me faltaba ya que empiece a molestarme.

No sé si es tonto o se lo hace, quizás es sordo porque vamos. Me ignoro por completo y lo vi empezar a dibujar sobre la ficha con los ejercicios, cuando lo fui a regañar me dijo que no entendía absolutamente nada, y a malas, le explique lo primero, que era bastante simple, era más teoría que otra cosa, vamos que lo hacía para molestar, típico. Cuando lo ignoraba, Abel se dedicaba a hacer dibujitos en los bordes de mi hoja o en mi agenda. Hizo un ejercicio en toda la hora, lo que me esperaba.

Por fin término la hora y Abel se largó sin protestar, dejándome en paz; cada día es más pesado y molesto, parece que lo hace aposta. Encima, hoy era viernes, esta tarde saldríamos, y mañana, y probablemente Liv me liaría para dar un paseo el domingo, no voy a sobrevivir.

El resto de la mañana paso normal y aburrido, al sonar el timbre de la libertad, como lo solíamos llamar, baje corriendo las escaleras para escapar y encontrarme con mi amiga en la entrada, donde lo primero que hizo no fue saludarme como una persona normal, si no quejarse de que había sonado tres minutos más tarde, el timbre de la libertad, quiere decir, lo llamamos así porque indicaba el final de la última clase de la semana, momento en el que salíamos del instituto con dos días de vacaciones por delante para hacer lo que nos de la gana.

Ignore todo y me fui a casa, pero vaya mierda de día en verdad. En casa me tuve que hacer algo de comer porque mis padres no estaban y mis hermanos se quedaron con la abuela, tuve que ir hasta a la tienda porque no quedaba de nada, cuando por fin comí sobre las cuatro ya, intente estudiar perooo llegaron los pequeños y empezaron a gritar por toda la casa, una hora más tarde, pensé inocentemente que podría relajarme y me llamo Abel, el cual por cierto no sé cómo consiguió mi número, con el pretexto de que no entendía la tarea y necesitaba ayuda. A las siete de la tarde, empecé a trabajar y a la media hora llego Liv con dos cafés para contarme su fantástico plan para el fin de semana, porque obviamente ella lo tenía todo planeado, probablemente desde hace un mes, pero se lo guardaba.

El plan era el siguiente: mañana a las cuatro y cuarto saldríamos hacia San Fernando, teníamos un apartamento alquilado para una noche, iríamos a ver las estrellas, había una guía gratis que llamo la atención de mi amiga, y yo no podía negarme porque le hacía mucha ilusión, me daba penita. Total, que cenaríamos bocatas mirando el cielo y después dormiríamos probablemente todo el santo día; iríamos y volveríamos en tren, bastante simple. La verdad, yo también quería salir y me parecía interesante así que no puse ninguna pega, lo podíamos pasar bien, vamos solos los dos, una noche de mejores amigos, como las de hace mucho. Es perfecto, sin la presencia de Abel estaría tranquilo.

-Bien –acepte –vámonos que nos vamos. 

LyraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora