El vaho se escapa entre sus labios mientras Giyu suspira. Su aliento se pierde en el gélido viento de la montaña y la nevada que humedece su haori y cabello.
Tomioka lleva un rato caminando, siguiendo el casi inexistente sendero entre todo el blanco de la nieve. Cruje bajo cada pisada llenando el silencio y permitiendo que agudice sus sentidos con facilidad.
Las montañas nevadas están tranquilas en esta época del año. Casi sin animales, cubiertas por la nada del invierno, pero aquello no quita que existan otro tipo de peligros en ellas.
El alfa no las visita muy a menudo. No es que le importe el clima, si es sincero a Giyu le da igual, pero no se acerca a las montañas en general. Demasiados malos recuerdos, y sólo lo hace cuando lo envían a misiones o cuando es estrictamente necesario.
Como ahora.
Su cuervo está cerca, puede sentirlo volando entre las ramas de los árboles sin hojas sobre su cabeza, guiándolo silenciosamente hacia el lugar donde el demonio fue visto por última vez en la zona.
Este no se quedaba quieto en un solo sitio, más bien había hecho de toda la montaña su propio territorio, masacrando a cualquiera que se atreviera a entrar. O eso fue lo que le dieron a entender los rumores en la aldea.
Tomioka había pasado por allí como un viajero más que se detiene y escucha accidentalmente los cotilleos de la gente. Estaba en un puesto callejero de comida, desayunando una sopa udon mientras escuchaba cómo el dueño hablaba con uno de los lugareños.
Al parecer, habían empezado a aparecer restos de cadáveres humanos. Desmembrados y cubiertos de sangre helada por el frío en varias zonas del bosque. Supuestamente era de un oso que había tardado en hibernar, pero por cómo se habían encontrado los restos Giyu supo inmediatamente de qué se trataba en realidad.
"Espero que los Kamado estén bien", había dicho el dueño del puesto de comida suspirando y cerrando los ojos. Un beta cuyas líneas marcadas por el tiempo en su piel parecían tensas, con un toque de preocupación.
"Son fuertes. Esa familia no se mueve de la montaña por nada del mundo" le había contestado el otro cliente a su lado. Un joven alfa quizás de su edad que tenía las mangas de su yukata desgastadas y rotas.
Eso fue lo último que oyó Giyu mientras terminaba de comer antes de pagar y alejarse del carrito. Haciendo una nota para investigar a esa familia en la montaña después de deshacerse del demonio.
Porque Giyu puede evitar interactuar con la gente la mayor parte del tiempo, pero el bienestar de los demás es su trabajo después de todo.
En un momento dado, la nevada parece calmarse. El susurro del viento se desvanece, y junto con él todos los pequeños sonidos que le envolvían y le helaban los oídos.
Giyu se detiene, un mal presentimiento recorre su espalda en un escalofrío que le pone alerta. Su mano se mueve hacia su costado, hacia el mango de su katana por reflejo, y el alfa inhala.
Largo y profundo.
Y entonces ocurre.
Lo primero que siente Giyu, es el inconfundible olor a sangre. Ese que se ha apoderado de él a lo largo de los años y que sólo le trae mal sabor de boca y malos recuerdos. Metálico y concentrado que viene de una sola dirección.
Y lo segundo es que su alfa comienza a moverse anormalmente inquieto en su interior.
No sabe qué le hace empezar a correr. Avanzar sobre la nieve más rápido de lo que nunca lo ha hecho aunque sus pies amenacen con hundirse por un paso en falso.
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Back To You - Giyutan
Fanfic"Y qué sentido tiene esconderse Todo el mundo sabe que tenemos asuntos pendientes Y me arrepentiría si no dijera que esto no es lo que podría ser" - Back To You Giyu encuentra a su destinado ese día en la nieve, cubierto de sangre y sin tener ni ide...