06. prueba de amor II

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Las palabras que JiMin pronunció al llevar el teléfono contra su oreja fueron "Tengo un plan". YoonGi se mordió con fuerza el labio inferior cuando el silencio se prolongó después de eso, todo había sucedido tan rápido que sus emociones se apoderaron de él, dominando la razón que le pedía guardarse el secreto. Había sido su culpa.

Ninguno había dicho nada, por ello, decidió decirle a su novio lo que había pasado entre leves pausas porque el dolor era tanto, que se estaba llevando su habla, le relató lo que su madre había dicho sobre deshacerse del feto y encarcelarlo a él. YoonGi logró escuchar cuando el mayor golpeaba un escritorio, luego, el pelinegro le dio una respuesta de lo que trataba el dichoso plan, antes de dar una respuesta la conversación fue interrumpida por Taemoo, quien entró a la habitación, tomando su celular para tirarlo al suelo, logrando que el aparato se rompiera en dos partes inmediatamente.

Tan solo habían pasado dos días desde entonces y no había podido salir de su habitación, ni siquiera para asistir al instituto, lo tenían bajo llave. Eran los diez de la noche y faltaban solo treinta minutos para que JiMin le diera la señal, minutos en los que debía tomar una decisión.

"Deberíamos escaparnos e irnos lejos donde no nos encuentren, no nos harán daño, ni a ti ni a nuestro bebé. Me encargaré de eso".

¿Qué era lo que YoonGi realmente quería? Desechar su vida adolescente para siempre y convertirse en padre, llevar más responsabilidades que amar y ser amado o hacer caso omiso y deshacerse de esa misma responsabilidad, viviendo cómodamente hasta el final de sus días en compañía de sus padres.

El tiempo corría con exigencia, podía escuchar las voces de los adultos en el piso inferior agendando una cita para el día siguiente, día en que tendría que decirle adiós a su botoncito, instintivamente se abrazó a su abdomen y aunque este apenas si se notaba, podía sentirlo muy levemente abultado.

Sin dudar tomó un bolso que tenía guardado y también una mochila, guardando mayormente ropa, lo que veía necesario, incluso algunos objetos de valor y dinero que tenía en un bolsito, escuchó la imitación de un ave y ahí supo que se trataba de JiMin, haciendo la señal. Se abrió paso a la ventana donde le tiró su bolso más grande, Park lo recibió desde abajo, seguido de la mochila. El ambiente se tornó tenso y el frío de la noche aumentaba su ansiedad.

Antes de salir completamente por la ventana observó todo a su alrededor una última vez, su amada habitación, las paredes decoradas, el escritorio y los libros con tareas que nunca serían terminadas, aquello que lo sujetaba, pero que debía soltar en ese momento, en un último suspiro la puerta de la habitación se abrió para mostrar la silueta de su madre.

La castaña lo veía asombrada, se veía el terror en su mirada, incluso exhausta de las lágrimas que volvían a ser derramadas ㅡYoonGi, mi bebé, no lo hagas. No te-

Sus palabras fueron interrumpidas cuando detrás de ella apareció Taemoo, dominando aquella mirada vacía que lo tenía congelado ㅡ. Si saltas por esa ventana no podrás volver a esta casa, nos olvidaremos de tu existencia, para siempreㅡ sentenció.

YoonGi se quedó sin habla por un momento, desconocía a quiénes tenía enfrente suya y aunque por un segundo pensó en detenerse, el coraje fue más fuerte e impulsivo ㅡ. Hasta nuncaㅡ dijo antes de saltar.

JiMin lo sostuvo al momento de caer, tomó sus maletas y no quiso voltear hacia lo que fue su hogar, mucho menos cuando escuchó el desgarrador llanto de su madre, únicamente siguió a JiMin en silencio entre la oscuridad, hasta llegar un auto estacionado a la distancia, se sorprendió al ver que el conductor era HoSeok.

ㅡCompré los boletos, si nos damos prisa llegaremos a tiempoㅡ dijo el castaño, observando por el retrovisor a la joven pareja.

JiMin simplemente asintió, abrazando el cuerpo tembloroso de su novio. La carga emocional que llevaba con él era tanta que había entrado en una especie de trance, no solo había perdido su hogar, sino que también, se había quedado sin padres, los había perdido para siempre y no había vuelta atrás, ni ahora, ni nunca.

ㅡLo siento, YoonGi, lo siento tantoㅡ murmuró el pelinegro contra su oreja, apretándolo aún más para sostenerlo.

Las disculpas eran sinceras, comprendía el dolor de YoonGi, estaban dejando prácticamente todo, su familia, su hogar, el futuro que tuvieron escrito en una fina línea estable, su propio corazón pesaba del dolor. Ahora entendía que el miedo siempre podría ser el protagonista, mientras avanzaban entre la oscuridad de la solitaria noche por la carretera hacia la estación de buses, podía verlo a su lado, en su reflejo, la inseguridad que le impedía afirmar que todo estaría bien, aún cuando sostenía su mundo entero entre sus brazos.

Dolía, dolía como el infierno sentirse así de ahogado.

ㅡEstoy aterradoㅡ le susurró YoonGi.

ㅡEstoy contigo, nunca te dejaré solo. Confía en mí.

YoonGi abrió sus ojos, dos orbes celestes que reflejaban un mar de profunda tristeza y miedo, lo veían fijamente para encontrar la luz de la esperanza, JiMin le permitió encontrarla mediante un beso en la frente y una caricia en las mejillas, aún si el propio JiMin parecía perderla.

El auto comenzó a bajar de velocidad hasta que se detuvo por completo ㅡLlegamosㅡ les dijo, buscando en la guantera los boletos.

JiMin los recibió antes de bajarse con su bolso, temiendo voltear hacia su padre porque quizás, sería imposible soltarlo, sin embargo, antes de que avanzaran HoSeok los abrazó con fuerza, lo suficientemente fuerte como para transmitir sus sentimientos hacia ellos, los más sinceros y positivos.

ㅡCuídense mucho, prometo que los buscaremos, les enviaré dinero y...

ㅡP-papáㅡ le dijo JiMin, tanto sus ojos como voz temblaron al pronunciarlo, solo podía pensar en que aquello podría ser imposible porque amenazaba su seguridad.

ㅡLo siento, esto es tan difícil porque va contra nuestro planes... Si todo fuera diferente. Mucha suerte, cuida muy bien de YoonGi y del bebé, dile que sus abuelos lo esperaban como a un rayo de solㅡ HoSeok le dio un sobre a JiMin, sabía de qué se trababa y no pudo estar más agradecido, finalmente se acercó al rubio para tomar sus manos con fuerza, hablando con la calidez que lo caracterizaba ㅡSiempre tendrás una familia con nosotros.

El menor quiso decir algo, pero no pudo, el adulto lo entendió y no les quitó más tiempo, los dejó ir hacia donde los autobuses comenzaban a arrancar. Viéndolos marcharse en silencio, algo se removió en el castaño, cuando el autobús finalmente desapareció pudo soltar el dolor que despedir a un hijo conlleva.

Su pequeño se vería obligado a madurar de golpe, a crecer y a vivir dificultades. Era el camino que había escogido.

La prueba más grande de amor eran los dos adolescentes que viajaban hacia una ciudad que desconocían, donde empezarían una vida completamente diferente y serían el soporte del otro, a pasos pequeños y con caídas lograrían levantarse, ya sea con debilidades o fortalezas porque la vida real era complicada y para nada justa, mucho menos con aquellos que no lo merecen.

𓍯  r᥆ᥴk-ᥲ-ᑲᥡᥱ ᑲᥲᑲᥡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora