Amores Extraños

883 96 39
                                    

Cuando Darling despertó esa mañana, cayó en cuenta de todo lo que había pasado el día anterior.

Apple la había rechazado. Y había sido bastante clara, en el hecho de que no podría enamorarse de ella, jamás.

De solo pensar en la idea. Sentía como si una capa de color desapareciera de ella. Era como si su magia se fuera de su cuerpo, tal y como si fuera una fuga.

Maravillastico. Ya no tenía ganas de levantarse de la cama.

—¿Darling?

Tampoco tenía ganas de hablar con Rosabella. Su mejor amiga tenía alguna extraña forma de sacarle toda la verdad.

Aunque, tampoco es que tuviera muchas opciones. Era de esos momentos donde amaba y odiaba tener a su mejor amiga de roomie.

—Llegaste tarde anoche. Hacía mucho tiempo que no hacías eso.

La voz de Rosabella era demasiado... Tierna. Como si todavía quisiera esconder que ella le había dicho la verdad a Apple; aunque, al mismo tiempo, la curiosidad la estuviera matando.

Aun así, Darling no se la iba a poner tan fácil.

—Fui a pasear por el bosque encantado. Me quedé dormida en el pasto.

A Rosabella no le convencía esa respuesta.

—Se te hará tarde para ir a clases si no te levantas.

Darling solo rodó los ojos.

—No quiero ir a clases.

Rosabella dejó de sonreír. En su lugar, miró a Darling con una mirada de reproche.

Tendría que confiar en que Apple hubiera hablado con Darling esa misma tarde, y no estuviera pensando en uno de sus elaborados y complicados planes...

—Darling... Por casualidad, ¿Apple habló contigo el día de ayer?

Darling, que hasta ese momento, estaba dándole la espalda, volteó a verla. Su mirada lo decía todo.

—¿Tú qué crees?

—Voy a... suponer que eso es un sí...

Darling no estaba muy segura de porque se estaba comportando de manera tan sarcástica con Rosabella. Al final de cuentas, ella solo lo había hecho por preocupación.

Era como si su cuerpo fuera controlado por alguien más.

—Apple me rechazó. Si eso es lo que quieres saber. Creo que ella también cree que he arruinado su destino.

Rosabella, que hasta ese momento, se estaba arreglando para ir a clases, caminó hasta la cama de su mejor amiga, para darle un abrazo.

—Darl... ¿Apple te dijo eso?

Darling negó con la cabeza.

—No, fue bastante tierna, en realidad— La hija de la Bella y la Bestia, podía notar como los ojos de su amiga se iluminaban de un instante a otro.— Ella dijo que haría cualquier cosa para saldar su deuda... excepto salir conmigo.

—Bueno, eso no quiere decir que...

—Rosabella, no nos engañemos. Arruiné el destino de Apple y o puede perdonarme por completo.

—Darling, tu misma lo dijiste, ¡Los destinos ya no existen! Raven los destruyó cuando fuimos al país de las Maravillas.

—Para Apple existían. Y eso es lo único importante.

Al ver que los ojos de Darling se volvían a humedecer, Rosabella supo que tenía que entrar en acción.

—¡Darling Charming! Deja de crearte historias en la cabeza y lamentarte. ¡Esa no es la Darling que yo conozco y quiero!. Es hora de que te levante de esa cama, te arregles y nos vayamos a clases.

Die VorurteileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora