I AM (FINAL)

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Una puerta se había abierto, y era momento de hablar. Era necesario, al final de cuentas, si todo quería que saliera tal y como Cupid y ella lo habían acordado. Ni ella misma podría sentirse a gusto, si se iba sin dar una explicación, necesitaba despedirse de las personas a las que tanto quería.

Porque, cuando Cupid le había preguntado cuando deseaba irse, Darling le había respondido que inmediatamente, pues no deseaba pensarlo más y que hubiera posibilidad de que se arrepintiera, de que alguien la convenciera de no hacerlo.

Entonces, esta le había dicho que la vería al atardecer, solo para tener todo preparado. Era el tiempo suficiente como para que Darling recogiera todas sus cosas, y despedirse de todas las personas que quería.

Y las primeras, debían ser sus amigas. A quienes sabía de sobra que no les haría mucha gracia su decisión, por el contrario, estaba segura de que iban a causar el mayor de los escándalos nunca vistos en la historia de la escuela.

Pero, la ruta que el día de hoy había decidido, era su elección.

Cuando abrió la puerta del aula de hechizos, Lizzie estaba sentada en un rincón, leyendo lo que parecía ser un libro, mientras Maddie hacía cosas de Maddie, y Kitty...

—Ni se te ocurra hablar, señor narrador.

Kitty no estaba haciendo absolutamente nada.

Darling entró con cautela, sintiendo un poco de presión a cada paso que daba, antes de ponerse enfrente sus ellas, con una expresión indescriptible.

—¿Sucede algo, cariño?— Le preguntó Lizzie, antes de que Darling pudiera decir ninguna palabra.

Nerviosa era poco para como se sentía la princesa, pero esa era su decisión, y no había poder el mundo que la hiciera cambiar.

Ja, ja, ja, ja.

—Oye, ¡Esa voz no me suena!— Exclamó Maddie, pero no era momento para eso.

—¿Podemos hablar?— Preguntó Darling y Lizzie asintió, invitándola a ponerse a su lado.

—¿Qué pasa?— Le preguntó, empezando a molestarse por la falta de habla de Darling.

Darling tomó una respiración profunda, antes de responder— No iré a Wonderland. No voy a ser más el caballero Blanco. Me voy, pero no a Wonderland.

Maddie dejo de caer su taza, Kitty dejó de no hacer absolutamente nada, y Lizzie levantó la vista, incrédula. Una incredulidad que rápidamente pasó a la furia.

—¿¡Qué!?— Gritó, llamando la atención de todo el mundo— ¡Qué te corten la cabeza!

Darling la tuvo que tomar de las muñecas para calmarla.

—Al menos, ¡Déjame explicarte!— Le pidió, cerrando los ojos con fuerza.

Pero Lizzie no quería explicaciones, no había ninguna. Darling no podía hacerle eso. Ella había dado todo por Darling. Había enfrentado una orden de su madre, que como siempre, había tenido razón al decir que Darling no era más que otro personaje de Ever After, y que no podía hacerla venir a su mundo.

Había enfrentado a Kitty y a Maddie, que eran las personas que más quería, porque estaban celosa de cómo la había procurado. ¿Para que le dijera que no se iría con ellas?

No era justo.

—¿¡Y qué quieres explicar!? ¿¡Qué eliges a Apple sobre nosotras y ahora si serán felices por siempre!? ¡Es solo otra mentira, Darling! ¿Qué no ves que...?

—¡No voy a regresar con Apple!— Interrumpió— Me voy de los cuentos de hadas.

La sorpresa de las tres chicas fue todavía mayor.

Die VorurteileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora