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Ningún entrenamiento militar podría haberte preparado para lo que el destino tenía preparado para ti.

Abrías tus ojos despertandote de un sueño que no podías recordar, pero debió ser uno agradable pues querías regresar a él. Te quejaste levantando tu rostro de la almohada con el cabello desordenado y un poco de baba seca en la mejilla, bostezaste mientras mirabas el reloj de tu celular gritando asustada, de forma veloz empezaste a alistarte.

Era tarde, te habías quedado dormida y ahora tenías 9 minutos para llegar, brincabas de aquí a allá, sujetaste tú cabello en tú típica coleta alta y cuando estuviste lista saliste corriendo despavorida.

Podías presentarte a tiempo a esa velocidad, solo hacían falta unos metros y un minuto, no querías ser castigada otra vez ¡Sería el peor de los castigos esta ocasión si no lo lograbas!

Cuando lograste llegar a la zona de entrenamiento, todos ya estaban formados, pero faltaba tú espacio, casi te caes al deslizarte para llegar, justo en ese momento apareció su superior, exactamente a las 7:00 de la mañana.

—Casi no la cuentas esta vez.

—Deberías checarte con un médico, que duermas tanto no debe de ser normal.

Su escuadron Ranger era conformado por ocho integrantes, cuatro mujeres y cuatro hombres: Eloi, Victor, Nicolas, Regina, Emma, Lia, tu mejor amiga Aina y tu novio Ion, todos ustedes eran amigos, congeniaron con facilidad y gracias eso eran el mejor equipo de su generación.

—Ya, déjenla tranquila—dijo Ion.

—El novio salió a defenderla—Victor mencionó en tono de burla.

—Ahí viene el sargento, callense—les regaño Regina.

Todos se pusieron firmes al ver a su superior entrar, el sargento Williams Brown, era un hombre quiza de cuarenta o cincuenta años, nunca les reveló su edad, alto, el típico hombre que ves en las películas. Era alguien estricto, no solo lideraba su escuadrón sino que también supervisaba al resto de equipos Rangers.

—Como sabrán, hoy tenemos un evento importante así que espero que estén listos y preparados para lo que viene.

Caminaba dando su discurso, esa última palabra la dijo lanzándote una mirada salida del infierno, como si supiera que llegaste tarde o todos tus pecados cometidos en vida.

— ¿Me está mirando? —preguntaste nerviosa.

—Si—contestaron todos.

De todo el equipo la más problemática eras tú, no por que fueras revoltosa o agresiva, si no por ser un poco despreocupada aunque tu te definias más como un espíritu libre así que era normal que tuviera su mirada encima tuyo. En eso el comandante presento a un hombre que se llamaba Price, diciendo que supervisaría sus pruebas, eso te sorprendió pues no recordabas que hubiera evento tan importante y no habías desayunado.

— ¿Me recuerdan que se supone que íbamos a hacer hoy? —preguntaste en un susurro intentando averiguar las razones de ese extraño y largo discurso que el sargento estaba realizando.

— ¿De verdad lo olvidaste?

—Vamos a hacer pruebas.

—Dicen que van a seleccionar algunos para un ascenso—Emma estaba emocionada, el sueldo de ese momento no le alcanzaba.

Entró un hombre con máscara de calavera haciendo callar y tensar el ambiente de esos jóvenes soldados, temible, imponente, vestido solo de negro.

—Ay no.

Cada oveja con su pareja | Ghost/tú | Comisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora