Cada oveja con su pareja | Ghost/tú | Comisión.

9

Estabas en la oficina de Price recibiendo un regaño de por lo menos media hora inmediatamente al regresar de la última misión ¿El motivo? Desde la visita de tu madre y el tema de Ghost, todo te daba vueltas en la cabeza de tal manera que no estabas concentrada del todo.

Comprendías los motivos de esos regaños, estuviste a punto de recibir heridas mortales en varias ocasiones y si no fuera por Ghost que cuido de ti en todo, momento quizá ahora estuvieras en la enfermería o en una tumba.

— ¡¿Entendiste?!

—Sí, capitán—mencionaste con voz triste y asustada ante el regaño, para luego salir de la oficina.

Price era alguien muy amable, pero también daba mucho miedo cuando se enojaba. Caminabas por los pasillos de la base en dirección a tu recámara cuando te encontraste con ese viejo rostro molesto, Aina estaba mostrándote esa sonrisa típica suya de no romper ni un plato.

—Hola Avan.

Evitaste verla y caminaste ignorándola, no querías hablar con ella ni relacionarte por asomo.

—Qué grosera ¿Qué pensará Ion de esto?

—No me importa, lárgate a la alcantarilla de donde viniste.

—Creí que éramos amigas.

—Las amigas no se cogen al novio de la otra.

—Qué extraño que lo digas tú.

Volteaste a verla con extrañez, no entendías a que se estaba refiriendo, pero solo recibiste esa repugnante sonrisa suya. Querías saber a qué se refería, pero no le ibas a dar gusto de preguntarle, esto solo sonaba como a un torpe intento de venganza o algo por el estilo.

—Qué tontería—Fue tu última palabra antes de solo irte por fin.

Aina bufó complacida y se dirigió a la oficina de Ghost, suspiro, toco la puerta antes de entrar. En el momento en que la luz toco su cara puso la expresión más linda y adorable que pudo

—Teniente, aquí están los informes de las misiones más recientes.

Como dejaste el mando de la unidad, ella lo tomó, el papeleo era una total molestia, pero le habría las puertas de oportunidades con altos rangos.

—Déjalo ahí.

— ¿Necesita algo más? Puedo hacer todo lo que usted quiera—preguntó al dejar los papeles encima con cierto tono insinuoso, riendo para sus adentros, esperando que cayera en su red.

—No, vete.

Su rostro quedó en blanco al sentir tal indiferencia y rechazo, ni siquiera la miro, pues no despegaba sus ojos de las hojas que tenía en manos.

—S-se ve cansado ¿No será mejor que tome un descanso?

—Tienes razón—se detuvo y la miro con firmeza—Regresa a tu unidad, debo alcanzar a mi Avan para cenar juntos.

Frunció el ceño y salió de la oficina, por lo general los hombres no se resistían a sonrisas bonitas y comentarios coquetos de doble sentido, pero el teniente ni siquiera hizo una mueca, solo la echo así, sin más. No se iba a rendir, estaba decidida a quitarte todo, así como tú le quitaste todo lo importante para ella alguna vez y actuabas como si nada, te regresaría todo y cada una de las cosas que le hiciste.

Ponía más empeño en intentar llamar su atención, pero no parecía avanzar, en verdad él la ignoraba por completo, la trataba como si fuera un árbol de fondo, notando que solo cambiaba su expresión cuando estabas cerca de él.

A pesar del tiempo, seguían dando mucho de que hablar, eral la pareja del momento, un gran físico, con una linda relación al igual que temibles en el campo de batalla, la gran mayoría pensaba que estaban hechos el uno para el otro.