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Cuando me pongo a pensar más claramente del cómo llegué a enamorarme de ti, la pandemia de ese año, que empezó ese marzo, sin duda tuvo mucho que ver.

Te vi una sola vez y empezamos a frecuentarnos en chat.

Hablamos durante mucho tiempo, muchos días, por muchas horas.

En algún punto de nuestro encierro empezamos a compartir nuestro día a día, nuestros problemas.

Inició con tu tonto comentario de que se te olvidó el cumple de una amiga tuya, a la cual adjuntaste una foto de tu cara vuelta una boba mueca. Luego fue una captura de pantalla de los insultos de tu amiga, y tu fondo de chat eras tú misma.

Ahí inició tu práctica de compartir fotos conmigo.

De ti desayunando, de cómo leías un libro, de cómo veías tv.

Supongo que desde entonces empecé a enamorarme de ti. 

Desde que obtuve tu confianza.

Pasado año nuevo me mandaste un audio. Estabas alegre de estar viva, no estabas borracha, pero con lo raro que fue parecía que lo estuvieras.

Recordarlo me hace gracia.

Y con el fuerte dolor que provocas quisiera borrar de una vez por todas tu sonrisa de mi memoria.

Oscura noche sin estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora