𝕃𝕒 𝕔𝕒𝕚𝕕𝕒 𝕕𝕖𝕝 𝕀𝕞𝕡𝕖𝕣𝕚𝕠

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(My perspective)

Era tarde en la noche, el Imperio Alemán se encontraba en la sala, desesperado, ¿dónde se encontraba su austro-húngaro? ¿por qué se demoraba tanto en aquella "importante reunión" a la que le prohibió acompañarlo? ¿cuánto más demoraría? Le preocupaba que le hicieran algo; estaban en guerra, y no iban precisamente ganando. Con la rendición del Otomano y Bulgaria, él era lo único que le quedaba.

Cuando finalmente llegó, el germano se apresuró a abrazarlo.

~Mein Liebe . . . ¿Por qué su demora?

~Estoy cansado . . . ~Su voz sonaba decaída, algo andaba mal, muy mal.

~¿Qué pasó?~ Lo miró de arriba a abajo ~¿Le han hecho algo?

~Nein, tranquilo. Todo . . . T-Todo esta bien.

~¿De qué se trató la reunión?~ Interrogó en un hilo de voz.

~La guerra, querían que firmara un armisticio . . . Se lo contaré mañana, ¿Ja?

~Ja, ja . . . ~El escuchar eso lo desanimó, no es que desconfiara de su querido aliado y amante, pero tenía una sensación extraña que le dictaba que lo vigilara; lo ignoró por el momento.

~¿Y-y los niños?~ Ah si, por supuesto que iba a preguntar por los pequeños. Era un padre cuidador y atento.

~Dormidos, me pediste que los durmiera antes de las ¿Qué? ¿Nueve, tal vez?~ La memoria le fallaba.

~Antes de las ocho~Tocó la mejilla del contrario ~Ve a acostarte, yo . . . Iré a darme una ducha rápida . . . ~Se dirigió a el baño, el alemán solo suspiró y fue al cuarto a esperarlo para dormir.

•𝑆𝑎𝑙𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜•

El de mayor extensión territorial sintió los pasos ligeros del de origen austríaco caminar por el cuarto hasta llegar al lado de la cama, aunque hacía un ruido . . . raro . . . ¿Acaso eran eso sollozos? ¿estaba llorando su querido angel húngaro? ¿por qué? ¿qué le habían hecho? Se sentó en el borde de la cama y tomó su mano, este la apretó.

~Liebe? ¿Está usted bien?~ El hijo de Prussia estaba preocupado, pero, sobre todo, confundido.

~J-ja! P-perfectamente . . . ~Era una clara mentira. Se sentó a su lado y lo abrazó, sin dejar de sollozar.

~¿Qué le han hecho?~ Una sombra recorrió su cara ¿Podría ser qué . . ? ~¿Acaso . . . He sido yo?~ Su voz tembló al decir eso.

~Wie? Nein!~ Negó con la cabeza. ~¡Usted nunca me ha hecho nada, no tiene n-na-nada que ver con usted!~ Enjuagó sus lágrimas en la manga de la pijama. ~Bitte, no se culpe . . . ~Lo besó tímida y tiernamente en los labios. ~ . . . Ich liebe dich, ahora. Vamos a dormir ¿Le parece?~ Terminó el abrazo y se acostó a un lado, siendo seguido por el germano.

Oh, pero si él lo supiera . . .

Al día siguiente al despertarse, el alemán se sorprendió al ver al de parches aún dormido, al parecer profundamente, por más que su sueño se caracteriza por ser tan ligero como una pluma. Otra característica inusual que notó fue que el cuerpo de su amado estaba frío, no encontraba la calidez en su figura; posó una mano en su pecho, donde siempre encontraba los latidos vibrantes de su corazón sin importar, pero . . .

. . . No encontró nada.

Se había ido, para siempre.

Rió, con la esperanza de que de repente se levantara y le dijera que todo fue una broma de mal gusto, de aquellas que él tanto odiaba, pero no se movía, solo su suave melena rojo-verde fluía suavemente con el viento que entraba por la ventana.

Luego se hizo la histeria, gritó encolerizado, lo sacudió, incluso le dió golpes e intento reanimarlo, los alaridos de "Ich brauche dich, Mein Liebe!" resonaron tan fuerte que llegaron al punto de despertar a sus pequeños; Austria, Weimar y Hungría.

~Vater, ¿qué pasa?~ Preguntó la austríaca. Una lágrima silenciosa calló por el rostró ensombrecido del Segundo Reich.

~Österreich-Ungarn . . . Se fue . . . ~Rompió en llanto.

~Wie?~ La niña estaba confundida. Solo tenía 10 años, ¿qué iba a saber?

~¿Qué le pasa a Papá, por qué no se mueve?~ Weimar, de unos 6 ó 7 años de edad, tampoco comprendía.

~E-Es q-que . . . ~ Se frenó, temeroso a admitir la verdad. Suspiró, no podía ocultarlo. ~E-él . . . Murió . . .

Una ola de tristeza y lamentos inundó la habitación. La magyar se quedó paralizada, a pesar de que sus hermanos se acercaban al cuerpo sin vida de su figura "maternal", ella solo estaba ahí parada y un único pensamiento llegó a su mente:

«Szabad vagyok.»

A pesar de que el imperio Austro-húngaro la trató especialmente bien, tal y como a sus otros descendientes, ella siempre repudió aquella lengua materna que la rodeaba. "Ungarn", así la llamaban, se sentía humillada por aquello; ahora que ese maldito austríaco hipócrita que se hacía llamar "austro-magyar" a pesar de ni siquiera tener el acento, salvo pocas veces que no eran más que intentos mediocres, había pasado a la otra vida, ella tendría su merecida independencia.

Su padre, el alemán, sería el siguiente.

«éljen a magyar köztársaság»

𝔸𝕦𝕤𝕥𝕣𝕚𝕒-ℍ𝕦𝕟𝕘𝕒𝕣𝕪 x 𝔾𝕖𝕣𝕞𝕒𝕟 𝔼𝕞𝕡𝕚𝕣𝕖 (One-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora